Tío Jacinto

5 de diciembre de 2023
1 minuto de lectura
Tío Jacinto

En la familia sabíamos todos que al tío Jacinto le gustaba el vino. También que le apetecían todas las mujeres, menos la suya. Seis años casados y el hijo no venía por más que se intentara. De ahí que él saliera a las mañanas, desganado, a vender por los bares la marca de cerveza que representaba.

Raro era el día que alguno de sus clientes le conminara para que el dueño de la fábrica le cambiase el nombre al producto. Porque el tío Jacinto vendía una cerveza que se llamaba La Leche y, cuando alguien llegaba al mostrador pidiendo leche le ofrecían cerveza, y al revés. En el envoltorio de la botella aparecía un señor grueso con una vaca al fondo. Casi un siglo llevaban con esa tradición y el fabricante no estaba dispuesto a innovar.

Por eso, al tío Jacinto, cuando estaba sobrio, que casi nunca lo estaba, le llamaban El Disparate. Y cuando estaba borracho, que casi siempre lo estaba, le robaban la cartera después de haber llamado al único vivo de los Galindos que quedaba en la finca, con tantos crímenes todavía sin resolver.

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Pedro Sánchez | Fuente: Europa Press

Mirar con otros ojos

Es verdad que nadie es imprescindible, pero también es cierto que todos somos necesarios en limitados puestos

El callejón de la duda

Don Benito Pérez Galdós ya sitúa este lugar madrileño, de nombre tan singular, como muy cercano al Palacio de Oriente

Dios invocado

Todos los gobernantes tiene sus propios defectos (y los que no gobernamos también)

Impunes

La señora del Presidente de Gobierno ha asistido a la convocatoria de la Asamblea de Madrid