Hoy: 28 de noviembre de 2024
Hace ya mucho tiempo se levantó un grupo de iluminados y gritó: “Cataluña es una nación. Viva Cataluña libre”. Paralelamente, otro grupo de visionarios, con ph en su sangre enamorada, se adueñó de la misma cantinela: “El País Vasco es una nación de demócratas independientes”… el señor Sabino Arana, tan alejado del nazismo, así lo predicaba.
Y siguieron. Y siguieron, arios y desmelenados (véanse al señor Junqueras y Puigdemont, respectivamente), señalándonos al resto de españoles como parias arrinconados en la trastienda de su quimera.
En ninguna Nación con sentido común se aceptan partidos políticos que vayan en contra de la propia Constitución, dada como norma suprema de convivencia: Unidad Nacional, igualdad ante la ley… Aquí sí. Y por eso nos pasamos la vida defendiéndonos de nosotros mismos.
Ahora viene un señor presidente del Gobierno y proclama que esto de la Constitución es verdad, pero hasta cierto punto… y ofrece unas leyes con las uñas pintadas, a ver si nos engaña.
San Agustín aseguraba que “quien obedece no se equivoca”. En este caso acierta quien desobedece porque, de lo contrario, estaríamos comulgando con ruedas de molino.