Me contaba un amigo de los que suelen ir por esos mundos de Dios dando conferencias o pregones en los festejos que, con mucha antelación, le habían solicitado en Villanueva de la Enjundia una loa de la patrona Santa Enriqueta, reina, para
Cabalgaba en su jumento endeble, con pellejos de vinagre, un padre de familia buscándose la vida para mantener a los suyos. En la torpeza de su cabalgar se veía que uno y otro no llegarían a destino, abatidos por el hambre. Un
Entiendo por amores insuficientes los que se derriten en complacencias y apenas hacen algo para crear, desde ellos, una mejoría conjunta. “Amor qué bien estamos”, pero sin la costumbre de las torceduras, sin respuesta para los inconvenientes
Ante el empeño de cualquier análisis, aparecen grietas en la inteligencia de los humanos, en sus discursos o manipulaciones, por donde se escapan oscuros los ríos de la mentira
Aparecía en Montevideo cuando el cansancio de Buenos Aires me empujaba. Por la avenida 18 de Julio he navegado mil veces y atracado en cien riberas que olían a mar, tan cerca, como si la vida no fuese otra cosa que respirar