Refiere María Kodama que la primera lección de estética se la dio su padre al contemplar juntos, en un libro de arte, La Victoria de Samotracia. Conmovido ante semejante hermosura, el químico trataba de que su hija reconociera la singularidad de la
Ella iba delante con su bolso negro apretado a la cintura; su esposo, pequeño y de andares oscilantes, a dos pasos la secundaba con su hijo, que también parecía subyugado a la disciplina gestual de la señora. Los vecinos cuchicheaban al verlos:
Estoy inclinado a pensar que Dios creó el Paraíso para que paseáramos, sin móviles, en el laberinto de sus jardines. Allí un rosal, muy cerca celindas y jazmines, azahares a un paso. Y algo más adentro un manzano con nido de serpiente
Las promesas electorales suelen ser monedas que se echan al suelo de los pobres y que, a la hora de comprar con ellas, sólo nos dan cintas de colores que ponemos en las muñecas para recordar que nos mintieron. Nadie puede regalar
“Haga como yo, no se meta en política”, a Franco atribuyen esta irónica frase al hablar con uno de los suyos. Y, vistos los resultados, parece peligroso preferir el oficio de político a cualquier otro, alejado de trampas y contubernios. Sin embargo,