Contaba Lola Flores con su gracejo inimitable, las “fatiguitas” que pasó con toda la familia en sus principios de Madrid, hasta que le ofrecieron un contrato en América y allí se fue, con todos los suyos, a sostener la aventura del triunfo.
La belleza de algunos cuadros se intensifica más por lo que evocan que por su simple contemplación. Eso ocurre, a mi entender, con El perro semihundido, de Goya, un lienzo fascinante de su época negra, que nunca me deja indiferente cada vez
La señora Yolanda Díaz, en su visita al papa, contiene a su pesar un apretón de los suyos, un beso enloquecido de complacencia. En la foto, el papa se ríe cuando, a mi juicio, debieran saltársele las lágrimas por lo que la
Con incierto caudal poético, el Rector Magnífico de la Universidad Complutense, despide el otoño felicitándonos con la dorada y difunta hoja de un árbol caído, que contrasta deseándonos paz, renovación y prosperidad… hasta el otoño que viene. Entre algunas críticas a su
Entonces –me contaba el señor Manuel a la salida de un programa de radio–, en los pueblos no había más que campo. Durante largas horas se caminaba por la orilla de las pocas casas y no se veía más que campo, risueño
A los escritores no nos interesa tanto la vida que sucede como la vida que puede ser inventada. Las novedades continuas se acumulan en nuestra mente de tal modo que la creatividad no tiene la menor ocasión de lucimiento. Así los periódicos,
Coincido plenamente con la reflexión de la señora Laura Díaz, productora de la película Mirando al Cielo, que tan magníficamente ha dirigido Antonio Peláez y que ya tenemos en España. En palabras aproximadas, Díaz ha señalado que algunos abandonan la fe o