Hoy: 28 de noviembre de 2024
Era yo un niño cuando me contaron que aquel obispo de Córdoba, don Manuel de nombre, aparecía en las listas de la Santa Sede como un monseñor escribiente al que algunos de sus inmediatos superiores tomaron ojeriza y le propusieron para obispo. La alta diplomacia del Vaticano tiene con los suyos esa enorme delicadeza: promoveatur ut removeatur, es decir, si alguien invade tu territorio de responsabilidades, búscale un cargo más importante… y se irá encantado/a.
Algo parecido está ocurriendo con la señora Calviño, que parecía una vicepresidenta aseadita, en su capacidad numérica, y ha resultado ser más inútil que una ventosa. Aplaudir, sí aplaude con ganas al señorito. Pero eso no se puede decir. Hay que pagar lo que sea a los países renuentes para que la voten y se vaya al Banco ese, con su sonrisa de sirenita confundida. Qué descanso para los demás incompetentes que nos quedan… poco a poco y uno a uno se irán yendo, promovidos.