Hoy: 28 de noviembre de 2024
La belleza de algunos cuadros se intensifica más por lo que evocan que por su simple contemplación. Eso ocurre, a mi entender, con El perro semihundido, de Goya, un lienzo fascinante de su época negra, que nunca me deja indiferente cada vez que vuelvo al Prado.
Ese medio perro a solas sobre un indefinido color de fondo, impresionista un poco, parece que mira hacia arriba embelesado en el vuelo de unos pájaros; otros aseguran que pone los ojos en la soledad, majestuosa y alta, sonora en el viento amarillo del silencio. Tampoco sabremos si el perro se hundirá algún día o seguirá eternamente mirando el infinito.
… Algo ladra, pero no llega a morder la España de nuestro tiempo: es apenas esbozo de una historia gloriosa que hasta quieren algunos borrar la verdad de sus grandezas. Demasiadas manos prefieren que no salga del barro, que sólo a medias se vea… pero ella, a pesar de todo y cuando puede, sigue mirando a las estrellas.