Hoy: 23 de noviembre de 2024
Días antes de que muriese el gran Alejandro Magno, a sus treinta y dos años, dueño entonces del mundo, le preguntaron a quién señalaría para sucederle. Supongo que con voz de fiebre apenas si pudo balbucir: “El que sea más digno”.
Ya su maestro Aristóteles le había enseñado que “la dignidad no consiste en poseer honores, sino en merecerlos”. Los sabios como él son maestros toda la vida y sería extraordinario que acudiésemos a ellos para dignificar un poco este consorcio de trivialidades que soportamos al borde de la náusea.
La nueva presidenta del Congreso de los Diputados, creo que es farmacéutica (los políticos nuestros sirven para un roto y para un descosido) y estará acaparando aspirinas para los intensos dolores de cabeza que nos esperan. Con su cara de luna llena le deseo que ilumine las noches brumosas de esta manipulada y triste democracia.