Hoy: 23 de noviembre de 2024
Entre consumo y consumo, Baudelaire pretendía: “Hay que ser sublime sin interrupción”. El cine español, sus guiones y la mayoría de sus actores hace tiempo que dejaron de ser sublime pasando a ser mínimamente aceptables. Sin embargo, el año pasado ha recibido ciento sesenta millones de subvención, que los detiene en la mediocridad ya que, cuando se recibe el doble de lo que produce, se estanca la creatividad.
A los del cine se les beneficia por mantener viva una élite de dudosos intelectuales que siempre están a favor de los países donde ellos nunca se atreverían a vivir y de personajes que se sienten generosos únicamente cuando son adulados.
Puestos a la dádiva inmerecida se debería también tener en cuenta a los escritores que se ven negros para publicar sus libros, cuando se demuestren que son buenos. O a las castañeras de noviembre, que pasan frío en las plazas, a dos euros el cucurucho, sin más ayuda que las propinillas de algunos que reconocen lo sabroso de las pilongas asadas, sin que ningún partido político les invite a hacer una película de esas que no hace falta gran cosa: sólo enseñar el carné y esperar el monto de los presupuestos.
pedrouve