La vista del canciller alemán a Pekín se produce en tiempos de tensión internacional
Viernes 4 de noviembre en Pekín. Tiene lugar la primera visita de un líder del G7 en China después de tres años. A pesar de la marcada finalidad comercial del encuentro, el canciller alemán, Olaf Scholz, ha indicado que no dejará de lado temas como Taiwán, el cambio climático o la invasión de Ucrania; aun cuando la llegada del jefe de Gobierno germano a Pekín se escenifica en momentos de creciente tensión entre China y Europa.
Cooperación económica
En una rueda de prensa, el canciller ha afirmado que quiere seguir discutiendo “la continuación del desarrollando de nuestra cooperación económica” puesto que las economías alemana y china están “profundamente entrelazadas”.
No obstante, la ministra de Asuntos Exteriores Annalena Baerbock ha sido la primera en mostrarse crítica ante esta actitud. Así, ha advertido que Alemania no debe repetir errores del pasado y que la fuerte dependencia económica de Rusia no debe repetirse con China.
Scholz pide a Pekín que ejerza su “influencia” sobre Rusia
La invasión rusa de Ucrania ha traído “multitud de problemas para el orden mundial” y una creciente preocupación frente la amenaza de ataques nucleares. “Le dije al presidente Xi que el uso de la influencia de China sobre Rusia es importante […] Ambos estamos de acuerdo que la amenza de ataques nucleares es irresponsable y peligrosa’’, ha zanjado el canciller.
Ante esta realidad, la comunidad internacional, según ha declarado el presidente chino Xi Jinping, debería “hacer un llamado a todas las partes implicadas, apelando por la lógica y el autocontrol con objeto de trabajar juntos y crear condiciones que permitan retomar las negociaciones y oponerse en conjunto al uso de amenazas nucleares”.
Cambios en el statu quo de Taiwán
Durante el viaje, Scholz se ha reunido también con el primer ministro chino Li Keqiang para reafirmar el respeto de Alemania hacia el principio “una sola China”. Esta política defiende la existencia de una única nación China, siendo Hong Kong, Taiwán y Macao parte de la misma. De esta forma, ha querido precisar que “cualquier cambio en el statu quo de Taiwán debe hacerse de forma pacífica y con el acuerdo de ambas partes”.