Con la llegada de las vacaciones escolares, las rutinas familiares suelen cambiar. Y afecta de manera inconsciente en los hábitos alimenticios de los niños.
Sin embargo, lejos de suponer un riesgo para la salud, este periodo puede convertirse en una excelente oportunidad para fomentar una alimentación más equilibrada y consciente.
Especialistas en nutrición infantil, como el pediatra mexicano Fernando Jasso y la nutricionista argentina Mariana Patrón, subrayan la importancia de mantener una estructura en los horarios de comida durante las semanas de vacaciones.
También destacan la conveniencia de ofrecer preparaciones que cubran las necesidades nutricionales del crecimiento. A diferencia del curso escolar, en el que las prisas suelen limitar las opciones saludables, las vacaciones permiten a los padres y cuidadores involucrar a los niños en la preparación de los alimentos, según informa el Diario de Yucatán.
Esto no solo refuerza la educación alimentaria, sino que también promueve el aprendizaje a través del ejemplo. Además de una actividad que forja lazos.
Según la nutricionista Patrón, las frutas y verduras frescas son pilares fundamentales de una dieta saludable. En la infancia, se recomienda ofrecer al menos cinco piezas al día, combinando verduras crudas y cocidas.
Con una variedad de colores para asegurar una amplia gama de vitaminas y minerales. Así además de llamarles la atención por sus llamativos colores, les aporta lo que necesitan para su desarrollo infantil.
Las legumbres, como las lentejas o los garbanzos, son otra gran opción. Económicas y nutritivas, aportan proteínas vegetales, fibra y hierro, un mineral esencial para prevenir la anemia infantil.
En cuanto a los cereales, lo ideal es optar por aquellos en su versión integral o mínimamente procesada: avena, trigo integral, maíz natural o arroz integral. Estos ofrecen más fibra, menor índice glucémico y una liberación sostenida de energía.
Es importante revisar las etiquetas y elegir productos con menos de 4 gramos de azúcar por porción, bajo contenido de sodio (menos de 220 miligramos por ración) y sin grasas trans-añadidas.
Durante las vacaciones deben evitarse los alimentos ultraprocesados: patatas fritas de bolsa, embutidos, dulces, bollería industrial, cereales azucarados y comidas rápidas congeladas.
Estos productos contienen azúcares, sal y grasas de baja calidad nutricional, y están relacionados con problemas como el sobrepeso infantil, las caries, la hipertensión precoz y otros trastornos metabólicos.
Importante: la hidratación merece atención. El agua debe ser la bebida principal. Conviene evitar refrescos, zumos envasados y aguas saborizadas, que suelen tener un alto contenido de azúcares añadidos.