Hoy: 23 de noviembre de 2024
Hace unos años, se introducía en España el etiquetado nutricional frontal como complemento a la información nutricional que se encuentra en la parte posterior de los alimentos. Con esto, se pretendía instaurar una alimentación más saludable en la sociedad y ayudar a los consumidores a comparar entre los diferentes productos disponibles en el supermercado de una manera más sencillla.
El método escogido en nuestro país fue el denominado como Nutri-Score, diseñado por un grupo de científicos franceses independientes. Este se compone de 5 letras y colores, en el que la A de color verde oscuro es la opción más saludable y la E roja la peor, pasando por la B, C y D. Según la OCU, este etiquetado es eficaz cuando comparamos productos de la misma categoría, como puede ser elegir los cereales más recomendables.
Conforme iba incrementándose el número de compañías que elegían este sistema, también crecían sus detractores con el paso del tiempo, hasta llegar a tomar la decisión de prohibir el etiquetado Nutri-Score en Italia. La Autoridad Italiana de la Competencia y el Mercado (AGCM) ha desestimado el uso de las etiquetas Nutriscore debido a que podría estar conllevando que los consumidores cometan errores a la hora de elegir los alimentos. Aunque la escala utilizada es muy sencilla, también se considera obsoleta, puesto que no anima al consumidor a realizar una evaluación adecuada de los nutrientes del producto indicados en la parte posterior del mismo.
La Autoridad Italiana considera engañoso el algoritmo francés, ya que además de poder confundir al consumidor, no se sostiene con evidencias científicas. Además, no se rige bajo ninguna regulación europea oficial.
Aunque la OCU apoya el uso de Nutri-Score, también se hace eco de las críticas sobre este método al “no tener en cuenta aspectos que tienen importancia tanto en la calidad del producto como en su impacto sobre la salud del consumidor como puede ser la presencia de ciertos aditivos, el nivel de procesamiento, etc”.
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, los alimentos que deberían compararse gracias al Nutri-Score deberían ser los siguientes:
Alimentos pertenecientes a la misma categoría, por ejemplo, en el caso de la familia de cereales de desayuno, galletas, lasañas, etc.
Un mismo tipo de alimento propuesto por marcas distintas, por ejemplo cereales de chocolate de una marca u otra.
Alimentos pertenecientes a familias diferentes, pero a condición que pueden sustituirse entre sí, por consumirse en un mismo momento del día.
Sin embargo, las críticas desde los sectores de la industria alimentaria, dietistas, nutricionistas y científicos no paran de sucederse. Algunos de los motivos para estas se basan en la baja calificación que se le otorga al aceite de oliva, que puede llegar a ser inferior a la de otros alimentos ultraprocesados. Por esto, muchos señalan su falta de adaptación a la dieta mediterránea. Además, Nutri-Score se estaría utilizando con propósitos distintos a los detallados por las autoridades, como pueden ser la planificación de menús o guías dietéticas.
No obstante, los científicos franceses encargados del algoritmo que calcula las puntuaciones que reciben los alimentos, emitieron a principios de este mes un informe con posibles mejoras de Nutri-Score, aunque muchos expertos las consideran insuficientes.
En la actualidad, las autoridades españolas no se han pronunciado respecto a la prohibición de Nutri-Score en Italia, por lo que quedamos a la espera de conocer si se tomarán medidas similares a las del país vecino o seguiremos viendo este método de etiquetado en las estanterías de los supermercados españoles.