Hoy: 23 de noviembre de 2024
Los brotes de poliomielitis continúan sucediéndose este año en Estados Unidos, Reino Unido e Israel. Estos casos podrían tener un origen común y se trataría de un niño en Afganistán o Pakistán que recibió dos gotas de la vacuna oral contra la poliomielitis (OPV) de Albert Sabin, que contiene el virus vivo pero debilitado.
Este hecho ocurrió en diciembre de 2021 y poco después, cuando el virus aún seguía en el organismo del pequeño, su familia viajó al Reino Unido. Allí, el virus se dispersó fácilmente entre una comunidad judía ortodoxa de Londres, que no creía en la eficacia de las vacunas.
Durante este proceso de contagios de persona a persona, el virus mutó, detectándose en él mutaciones que pueden convertir el virus de la vacuna en uno más difícil de combatir.
Este virus también llegó a Israel y a otra comunidad judía ortodoxa del condado de Rockland, al noroeste de la ciudad de Nueva York, ha informado Nicholas Grassly, epidemiólogo del Imperial College London y miembro de la Autoridad Nacional para la Contención del Poliovirus del Reino Unido.
Ya en Estados Unidos, un joven no vacunado de la comunidad judía de Rockland buscó atención médica por encontrarse con debilidad en las piernas en junio, confirmándose como el primer caso de polio del país en una década.
El brote, que continúa en activo en la comunidad estadounidense, presenta riesgos considerables para las personas no vacunadas o insuficientemente vacunadas, incluso en los países más ricos, como es el caso de EE. UU. Por ello, los tres países afectados por los brotes han aumentado su administración de vacunas y el 9 de septiembre, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, declaró el estado de emergencia en un intento por frenar el brote.
Aun así, los científicos enfatizan que los grandes brotes de casos de polio paralítica siguen siendo muy poco probables en países ricos, gracias a la alta cobertura de vacunación, y las buenas condiciones de higiene y salubridad.
Sin embargo, la preocupación crece entre la comunidad científica a la hora de prever el posible riesgo que puedan padecer los países con menores ingresos y que reciben menor cobertura de prensa. Por ejemplo, en África el virus ya ha paralizado a casi 300 niños este año, por un resurgimiento de poliovirus salvaje en el continente.
La OPV sigue siendo la principal defensa que se posee actualmente frente al virus a nivel global, gracias a su bajo precio, su fácil administración y la potente inmunidad intestinal que confiere a los pacientes. No obstante, es un arma de doble filo en aquellos países donde la vacunación ha sido escasa, ya que el virus de la vacuna puede seguir propagándose y mutando con el paso del tiempo. Por ello, los países ricos pueden acceder a la vacuna contra la polio inactivada (IPV), que contiene un virus completamente inofensivo y que debe inyectarse, por lo que su administración también es más complicada.
Aunque la IPV es excelente para prevenir la poliomielitis en su estado más grave, no es tan buena como la OPV para detener los brotes, pero los expertos del Reino Unido y EE. UU creen que podría ser de utilidad para frenar al virus.
Igualmente, aunque las vacunas no fueran 100% efectivas para frenar los brotes, es cierto que la población susceptible de padecer la enfermedad es muy baja en los países ricos, dado el mayor nivel de inmunización que poseen en comparación con los más pobres.
Además, los problemas de higiene que se dan en los países más pobres prácticamente no se dan en los países más desarrollados. Esto hace alusión a las vías de transmisión del poliovirus, que se centran principalmente en el contacto fecal-oral en aquellos países donde los servicios sanitarios y el agua limpia son escasos.
La vacuna IPV está empezando a ser administrada en 22 países de bajos ingresos que luchan frente a los brotes de polio, bajo la autorización expresa de la Organización Mundial de la Salud para su uso de emergencia.
Gracias a esto, los expertos esperan que la situación pase a ser más favorable para la población de estos países que, además, tiene que lidiar con los casos del virus salvaje que no proviene de las vacunas y que también han aumentado en los últimos meses.