Hoy: 15 de octubre de 2024
Un estudio de la Universidad de Finlandia Oriental (UEF), financiado por la UE, demuestra que la dieta puede mitigar el efecto de los contaminantes del aire en la salud cardiometabólica. La exposición a contaminantes del aire, incluso en concentraciones muy bajas, se asocia con cambios adversos en los factores de riesgo cardiometabólicos, según la investigación.
Los principales contaminantes que influyeron en estos factores de riesgo fueron la partículas en suspensión. Estas pueden emitirse por el tráfico y la quema de leña, entre otros recursos. Y la calidad de la dieta modificó varias asociaciones de contaminantes con la salud cardiometabólica.
De todas las exposiciones ambientales medidas, la contaminación del aire es uno de los mayores factores que contribuyen a las enfermedades y la muerte prematura. La mayor parte de la población mundial vive en regiones donde los niveles de contaminación del aire superan los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Además, los aumentos en las partículas finas se asocian con una mayor mortalidad por enfermedades cardiometabólicas en las ciudades europeas.
En este estudio, los investigadores llevaron a cabo un análisis secundario de un ensayo controlado aleatorio que incluyó fases de pérdida y de mantenimiento de peso. Siguieron a 82 participantes durante un total de 33 semanas. Y obtuvieron muestras biológicas, concentraciones de contaminación del aire y registros dietéticos en cuatro momentos.
La calidad de la dieta se calculó en base a la puntuación de la dieta del Mar Báltico. Esta promueve una mayor ingesta de verduras, frutas, bayas y pescado, y reduce la ingesta de carne y alcohol.
“Observamos que, incluso en concentraciones muy bajas, los contaminantes del aire se asociaban con resultados cardiometabólicos adversos. Y la mayoría de las asociaciones estaban relacionadas con las partículas. Tanto las partículas finas más pequeñas como las gruesas más grandes”, indica el investigador Darren Healy, el autor principal del estudio.
Estas asociaciones se observaron principalmente con marcadores de resistencia a la insulina, hormonas relacionadas con el apetito y lípidos (grasas). Los investigadores comprobaron que la calidad de la dieta modificó varias asociaciones de los contaminantes del aire con la salud cardiometabólica. Por ejemplo, las personas con una dieta de baja calidad tenían niveles elevados de colesterol total con la exposición a niveles más altos de partículas finas. Mientras que las personas que consumían una dieta de alta calidad no.
“Incluso con los esfuerzos para reducir los niveles de contaminación en todo el mundo, es importante investigar las medidas que las personas podrían tomar para reducir el impacto de la contaminación del aire en su salud cardiometabólica. Este estudio sugiere que mejorar la calidad de la dieta podría brindar protección contra la exposición a contaminantes del aire. También con exposición a niveles muy bajos. Y resalta el valor de los esfuerzos políticos destinados a mejorar los entornos alimentarios y las dietas, además de las medidas para abordar la contaminación del aire”, remarca Healy.