Hoy: 23 de noviembre de 2024
Un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) y la Universidad de Sevilla, en colaboración con el Centro del Cáncer de Dinamarca, ha revelado que inhibir la síntesis de ARN tras los tratamientos de radioterapia, facilitaría la muerte de células tumorales.
La molécula de la que habla el estudio es el ARN, que interviene en la decodificación de la información genética y es figura clave en el proceso de síntesis de proteínas.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista Nature Communications, destaca el papel del ARN en la reparación de nuestro material genético y evitar mutaciones que puedan conllevar la aparición de células cancerosas. Recientes avances en investigación, como el publicado por el equipo del investigador de la US, Daniel Gómez Cabello, proponen a esta molécula como diana terapéutica para desarrollar estrategias personalizadas en el tratamiento del cáncer.
La máquina de producción de ARN en la célula, la enzima ARN polimerasa, es esencial para reparar las roturas de nuestro ADN de una forma segura y fiable. La producción de ARN es esencial para las células normales, pero sobre todo para las células tumorales que necesitan mucha más actividad de esta enzima para poder crecer descontroladamente.
El estudio revela que la inhibición de la síntesis de ARN, con el compuesto THZ1 y análogos, tras el tratamiento con terapias que generan roturas en el ADN, como la radioterapia, sensibilizan mucho más a las células tumorales a morir.
“Este estudio nos da pistas de cómo mejorar las terapias convencionales y poder conseguir una mayor tasa de éxito en los tratamientos. Aunque aún queda un largo recorrido para que se puedan utilizar estos inhibidores de ARN polimerasa en el ámbito clínico, hoy en día ya se están realizando ensayos clínicos que se basan en esta enzima para el tratamiento del cáncer”, explica el investigador principal, Daniel Gómez-Cabello. “Aumentar el conocimiento sobre el uso de estos compuestos de una forma más segura y personalizada, nos permitirá abordar de la mejor manera posible el tratamiento del cáncer”, añade la investigadora Diana Aguilar-Morante, co-autora del estudio.
Actualmente, estos investigadores siguen trabajando en los mecanismos de cómo la molécula original que posibilitó la vida, el ARN, pueda servir como herramienta para el tratamiento de enfermedades. “Una vez que hemos observado que inhibir selectivamente la producción de ARN potenciaría el uso de la radioterapia en las células del cáncer y no afecta drásticamente al resto de las células, es el momento de empezar a investigarlo en diferentes tipos de cáncer, como es el glioblastoma o el neuroblastoma pediátrico”, comenta Diana Aguilar-Morante. “A partir de ahora, nuestro reto será mejorar la eficiencia de estos nuevos inhibidores de la producción de ARN y reducir los efectos secundarios que puedan aparecer en los pacientes de cáncer” destaca Gómez-Cabello.
Ambos investigadores retornaron a España desde Dinamarca, y han podido seguir investigando gracias a contratos financiados por la Junta de Andalucía y la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). “Gracias a la AECC se ha podido continuar con estos estudios, y sacar este proyecto adelante”, explica el autor.