El papa

25 de agosto de 2024
1 minuto de lectura
Benedicto XIII

Estoy escribiendo una novela histórica sobre Benedicto XIII, el papa Luna, del que siempre estuve convencido como hombre de Dios auténtico, que no abdicó por la responsabilidad que legítimamente se le había encomendado. Inicio esta reflexión para recordar a todos que la Historia de la Iglesia está llena de sobresaltos, que tienen mucho que ver con la tempestad evangélica en la barca de Pedro donde, aparentemente, Jesús duerme y termina abriendo los ojos para recriminar a los suyos: Hombres de poca fe.

Amo a este papa y a todos los papas como vicarios de Jesucristo sin que esto signifique estar siempre de acuerdo en las determinaciones que no afectan a la esencialidad de los dogmas. En estos días se ha recordado la frase célebre y definitiva de San Agustín: En lo esencial, unidad; en lo dudoso libertad; en todo, caridad.

Yo tampoco estoy de acuerdo en que este papa haya mandado un embajador a Venezuela, cuando la comunidad internacional rechaza las últimas elecciones como fraudulentas, pero Su Santidad Francisco es jesuita y alguna razón tendrá.

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Trampas en el solitario

Al Presidente de Gobierno sólo le falta anunciar que octubre es Navidad

Ahorrar es un placer

Tengo un amigo de mediana posición que, sin mucho alarde, está convencido de ser uno de los más ricos de

Alma española

Vinicius tiene la boca grande de reír y la boca más grande de las imprudencias

Ministro que fue, poeta que es

Leo a César Antonio Molina que se explica con la síntesis de un sabio griego