Hoy: 23 de noviembre de 2024
La Guardia Civil ha detenido a dos jóvenes de nacionalidad rumana en Getafe (Madrid), como presuntos integrantes de un clan familiar dedicado a cometer robos con fuerza en el interior de 38 residencias de mayores de toda España. De todas ellas, seis estaban situadas en Galicia y los primeros tres episodios se localizaron en los municipios lucenses de Quiroga, Guntín y O Valadouro.
Según informa el Instituto Armado en un comunicado, se trata de la ‘Operación Kosmima’, que lleva el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Monforte y que se inició tras tenerse conocimiento de los tres primeros asaltos en Lugo en noviembre de 2021. Los dos apresados han pasado este martes a disposición del Juzgado de Instrucción de Getafe, que decretó su ingreso en prisión.
Los presuntos autores, tras inutilizar el sistema de alumbrado en el exterior de los geriátricos, accedían al interior a través de las ventanas que dan acceso a las oficinas. Para ello, empleaban un objeto punzante a modo de palanca y, una vez dentro, se apoderaban de cajas fuertes, dinero, joyas y expedientes de los residentes donde constaban sus documentos personales.
Estos sucesos generaron, subraya la Guardia Civil, una “gran alarma social” entre los habitantes de la zona y los internos de los centros. Es el caso de la residencia de mayores de O Valadouro, donde los asaltadores sustrajeron expedientes y documentos de identidad de los usuarios.
Este clan familiar, con base de operaciones en las localidades madrileñas de Mejorada del Campo y Getafe, llegaban a recorrer cientos de kilómetros en una sola jornada y, tras regresar con el botín, procedían a fundir las joyas en el domicilio de uno de los detenidos para convertirlos en lingotes de oro y enviarlos a su país natal. En total, se estima que se hicieron con 200.000 euros entre dinero en metálico y joyas. A los agentes les sorprendió la gran movilidad de la banda ya que fueron detectados en Francia y en Belgica, llegando a recorrer, en un solo día, hasta 1.200 kilómetros.
En total, se han esclarecido 38 delitos de robo con fuerza continuado, cuatro de falsificación de documento público y usurpación de estado civil, y dos delitos contra la seguridad vial, todos ellos ocurridos entre los meses de noviembre de 2021 y octubre este año.
La detención de los dos hombres rumanos, de 33 y 42 años, se produjo el pasado viernes cuando regresaban de sus dos últimos golpes en la provincia de Granada. En la inspección del vehículo que conducían, los agentes encontraron ocultos, en el interior de cinco calcetines, dinero en efectivo, joyas procedentes de las residencias asaltadas, dos patas de cabra y terminales móviles usados para violentar la ventana y mantener conversaciones durante el transcurso de los asaltos. Además, en el maletero tenían la ropa utilizada en los atracos.
La Guardia Civil detectó, antes del inicio del verano, un incremento de la actividad del grupo, con hasta seis asaltos en una misma semana en puntos tan distantes como Lleida, Zaragoza, Sevilla, Málaga y Ciudad Real. Posteriormente, marcharon de vacaciones a la región levantina, momento en que cesó su actividad, hasta que retomaron denuevo sus fechorias, como cada cual inicia su trabajo, en septiembre.
En los registros practicados en tres viviendas, una de ellas una casa unifamiliar de reciente adquisición en la provincia de Toledo, se logró intervenir la cantidad de 24.230 euros y una gran cantidad de joyas, entre ellas tres relojes de alta gama, una colección de billetes y monedas de distintos países.
En otra de las viviendas se halló un taller casero para fundir oro compuesto por: un horno de fusión, dos balanzas de precisión y herramientas de trabajo, dispositivos informáticos, inhibidores de frecuencia y dispositivos de seguimiento, entre otros. Igualmente, se ha procedido a la incautación de cinco vehículos, uno de ellos de alta gama.
Según los datos de la Guardia Civil, el grupo planificaba cada golpe “con antelación suficiente” como para poder eludir los controles de seguridad y evitar ser descubiertos, y efectuaban sus traslados desde las localidades donde vivian de lunes a viernes. Empleaban vehículos de la misma marca y modelo, y les fueron intervenidos tres de ellos, que resultaron ser propiedad de terceras personas ajenas a los hechos.
Una vez llegaban a las inmediaciones de las residencias, pernoctaban en el interior del vehículo y observaban las medidas de seguridad, los horarios de los facultativos, la presencia policial y otros factores del entorno para estudiar el asalto. A la hora de cometer el atraco, los responsables dejaban el coche a varios kilómetros de distancia para no levantar sospecha y se trasladaban hasta la residencia a pie. Entonces, ocultando sus rostros y empleando guantes, forzaban las ventanas con palancas y accedían a las oficinas de los directores de las instalaciones.
La banda, integrada por los dos asaltantes detenidos y su entorno familiar, ocultaba el origen de los botines para parecer que provenían de fuentes legítimas. Así, realizaban las transferencias bancarias a nombre de personas ajenas, para lo cual empleaban su identidad y falsificaban los documentos necesarios para el cambio de titularidad. Para comunicarse, empleaban números de abonados con tarjetas a nombre también de terceros y restringían sus llamadas entrantes y salientes, lo que imposibilitaba su identificación directa.
La Guardia Civil subraya que estos atracos eran el modo de vida de este grupo, ya que a lo largo de la investigación “no se les ha detectado otra fuente de ingreso” más allá de la actividad delictiva y llevaban “una vida aparentemente normal” con sus familias.