Hoy: 22 de noviembre de 2024
La examante de Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, le informa al excomisario José Manuel Villarejo que el emérito “ahora no quiere la casa” que le regaló el antiguo sultán de Omán -ya fallecido- en Londres, en el exclusivo barrio de Belgravia: “Se comporta como un niño de cinco años con sus juguetes” (min. 6:26). Este es un extracto de la conversación del 7 de octubre de 2016 que tuvo lugar entre ambos en el restaurante italiano Santini y a la que ha accedido FUENTES INFORMADAS.
Dicha vivienda ubicada cerca de la Embajada de España, que según Corinna tiene un valor de unos 60 millones de euros al cambio actualmente, se la regaló el monarca Qabus bin Said al emérito pero nunca la llegó a disfrutar debido a que no podía justificar legalmente cómo había obtenido el dinero para comprar dicha propiedad. Juan Carlos I se empeñó en “tenerla a su nombre”, conforme atestigua la empresaria alemana, en lugar de limitarse a o”aceptar” el regalo (min. 0:44). Finalmente, su expareja le convenció para que no realizara ese movimiento arriesgado.
En un nuevo capítulo del serial entre ambos que este medio está divulgando, correspondiente a la tercera reunión que tuvieron donde la princesa alemana le invitó a cenar, Villarejo ya se había ganado la confianza de Corinna Larsen. Por lo que, ella se sentía cómoda para revelar información sobre los negocios presuntamente ilícitos de don Juan Carlos. Entre otros asuntos, el excomisario realizaba los encargos que ella le pedía, sobre todo, en lo concerniente al control del Centro Nacional de Inteligencia a raíz de la información confidencial que atesoraba sobre el antiguo Rey de España. Con Corinna don Juan Carlos mantuvo una relación paralela al matrimonio con doña Sofía entre 2004 y 2009.
En este caso, Villarejo afirma que no utilizó la lujosa casa de Londres porque estaba “obsesionado” con ella: “Es la única mujer con carácter que le ha salido y eso él no lo acepta”. “‘Si ella no viene, yo no voy'”, sentencia Villarejo aludiendo a la estrategia que habría pensado el rey emérito. Larsen le cuenta que don Juan Carlos “es muy caprichoso”, (a partir del min. 6:32) así como que tiene una “obsesión de tener” propiedades y dinero (min. 4:14).
Esa suerte de pago en especie por parte de la Sultanía de Omán fue un quebradero de cabeza para Corinna. Ella trató de disuadir al emérito para que no la pusiera a su nombre dado el origen ilícito de la operación. “Entre tú y yo, por ejemplo, tuve una reunión con [Dante] Canonica y el primo [Álvaro de Orleans-Borbón, ambos testaferros de don Juan Carlos]. Hicieron esa noche algunas operaciones sin mi conocimiento, sin mi autorización y sin ninguna firma” (min. 0:01), le comenta al policía jubilado, José Manuel Villarejo.
“Es como este piso aquí en Londres. Me han pedido descubrir (buscar) una casa en Londres. Yo se lo he pedido al sultán de Omán. He encontrado un piso extraordinario delante de la Embajada [de España] porque puedes utilizarla como casa de huéspedes. Todo ha sido hecho así. Quería el decorador de mi casa, porque tenía una obsesión. Lo he puesto. Se terminó en agosto de 2015. Nunca ha podido entrar en la casa porque en vez de aceptarla durante su vida como su casa cuando quiere ir a Londres, quería tenerla a su nombre” (min. 0:47), relata la princesa germana.
“Yo le he explicado [a don Juan Carlos] 100 veces que él la peor cosa que puede hacer es tener propiedades no declaradas. La mejor cosa que puede hacer es aceptar cosas pero que son bien estructuradas. No le invitan una vez o dos. Los ponen a su disposición hasta el final de su vida con todos los gastos. Un año trabajando en esta propiedad, ¿sabes que me ha dicho?”. Lo que le dijo Juan Carlos I es que “nadie le había pedido ese sacrificio” para arreglar la casa. La interpretación que efectúa Corinna es que ya no quería esa vivienda porque quería seguir con la relación amorosa que en ese momento ya había finalizado y disfrutar juntos de esa vivienda. Ese rechazo al “trabajo” que hizo Corinna con la propiedad regalada por el entonces sultán de Omán se lo tómo como “un insulto” (a partir del min. 4:37).
Según avanzó Okdiario hace ya dos años, se trata de una vivienda que, conforme asevera Corinna, se habría vendido en ese periodo “a un joven árabe” por “cerca de 50 millones de libras” (casi 60 millones de euros). “Ha sido una venta inside (‘secreta’, en inglés), “falsa” (audio de 39 segundos), reitera. De este modo, Larsen insiste en que “lo que ha hecho el de Omán es vendérselo a los de Abu Dhabi [Emiratos Árabes Unidos]”. A lo que Villarejo contesta que “los de Abu Dhabi han dado un dinero y ese dinero se lo ha llevado él [don Juan Carlos], ¿no?”. Corinna concluye que el sultán de Omán “la ha vendido por menos dinero que la ha comprado” -algo sospechoso- y el excomisario apostilla que “el dinero se lo habrán dado a este hombre [árabe]” (min. 2:20).
Sin embargo, según se desprende de esta conversación, Juan Carlos I no pensaba en ahorrarse problemas legales sino que estaba obcecado con acumular propiedades a su nombre. A tenor de lo que aduce Villarejo, “pasó una infancia dura, con muy poco dinero y está obsesionado con eso”. Corinna agrega que es un comportamiento “enfermizo” (a partir del min. 4:22).
“Esta gente [de Omán] quería ayudarle… Yo le dije que la vivienda podía estar a nombre de un trust y hasta el final de su vida él podía usarla. Ellos pagan los gastos y todo. Le dije: ‘A lo mejor hasta te encuentras cada vez un sobre con dinero’… Pero le insistí en que lo mejor es no existir… Que sea un regalo con sobres, con dinero que no está allí. Y está dentro de la ley. Mejor [situación] no existe y es ‘hospitality’ (hospitalidad en inglés)” (min. 3:11), expone Corinna zu Sayn-Wittgenstein.