Hoy: 23 de noviembre de 2024
La obesidad afecta aproximadamente contribuye a la aparición de enfermedades crónicas, como diabetes, cáncer y otras afecciones. Si bien desde siempre se han desaconsejado los refrigerios a medianoche, pocos estudios han investigado exhaustivamente los efectos simultáneos de comer tarde en los tres factores principales de la regulación del peso corporal y del riesgo de obesidad. Estos factores se tratan de la regulación de la ingesta de calorías, la cantidad de calorías que quema y los cambios moleculares en tejido graso.
Un nuevo estudio realizado por investigadores del Brigham and Women’s Hospital descubrió que comer tarde afecta significativamente a nuestro gasto de energía, apetito y vías moleculares en el tejido adiposo. Sus resultados se publican en la revista científica Cell Metabolism.
“Queríamos probar los mecanismos que pueden explicar por qué comer tarde aumenta el riesgo de obesidad”, explicó el autor principal Frank AJL Scheer, PhD, Director del Programa de Cronobiología Médica en la División de Trastornos Circadianos y del Sueño de Brigham. “Investigaciones anteriores realizadas por nosotros y otros habían demostrado que comer tarde se asocia con un mayor riesgo de obesidad, un aumento de la grasa corporal y un menor éxito en la pérdida de peso. Queríamos entender por qué”.
“En este estudio, preguntamos: ‘¿Importa el tiempo que comemos cuando todo lo demás se mantiene constante?'”, dijo la primera autora Nina Vujovic, PhD, investigadora del Programa de Cronobiología Médica en la División de Trastornos Circadianos y del Sueño de Brigham. “Y descubrimos que comer cuatro horas más tarde hace una diferencia significativa para nuestros niveles de hambre, la forma en que quemamos calorías después de comer y la forma en que almacenamos grasa”.
Vujovic explica que estos hallazgos no solo son consistentes con una gran cantidad de investigaciones que sugieren que comer más tarde puede aumentar la probabilidad de desarrollar obesidad, sino que arrojan nueva luz sobre cómo podría ocurrir esto. Mediante el uso de un estudio cruzado aleatorio y un estricto control de los factores ambientales y de comportamiento, como la actividad física, la postura, el sueño y la exposición a la luz, los investigadores pudieron detectar cambios en los diferentes sistemas de control involucrados en el balance de energía, un marcador de cómo nuestros cuerpos usan los alimentos que consumimos.
“Este estudio muestra el impacto de comer tarde versus comer temprano. Aquí, aislamos estos efectos al controlar las variables de confusión como la ingesta calórica, la actividad física, el sueño y la exposición a la luz, pero en la vida real, muchos de estos factores pueden estar influenciados por horarios de las comidas”, dijo Scheer. “En estudios a mayor escala, donde no es factible un control estricto de todos estos factores, al menos debemos considerar cómo otras variables conductuales y ambientales alteran estas vías biológicas que subyacen al riesgo de obesidad”.