Padres, escuela y jóvenes deben combatir juntos el ciberacoso antes de que ocurran daños irreparables

Unidos contra el ciberacoso: la prevención como responsabilidad compartida

ESET, destacado referente en ciberseguridad, convoca a la sociedad con el fin de generar conciencia sobre el ciberacoso, resaltando la relevancia de llevar a cabo acciones coordinadas para combatir y abordar esta situación. Resulta fundamental que los padres, los educadores y, por supuesto, los propios niños participen activamente en esta causa.

El hostigamiento en todas sus manifestaciones puede acarrear resultados desoladores en el bienestar y la existencia de aquellos que lo padecen. A pesar de que el acoso de índole física persiste como una preocupación en los entornos educativos, los expertos alertan sobre las consecuencias a largo plazo que pueden resultar aún más perjudiciales que los efectos inmediatos, llegando incluso a alterar la conducta y la identidad de los afectados.

Con el advenimiento de Internet, el acoso ha experimentado nuevas facetas en lo que respecta a la comunicación. En estos tiempos, se puede llevar a cabo desde la comodidad del hogar, y la persona afectada puede ignorar la identidad del hostigador. Aunque las formas y vías hayan sufrido modificaciones, el desenlace sigue siendo igualmente grave e incluso más perjudicial que en el acoso presencial, según comenta Josep Albors, Director de Investigación y Concienciación de ESET España.

El pasado 17 de junio conmemoramos el Día Internacional de Sensibilización sobre el Ciberacoso, impulsado por la Fundación Cybersmile. En este marco, ESET, como destacado referente en ciberseguridad, ha examinado las distintas manifestaciones de ciberacoso, las consecuencias reales del abuso y, en última instancia, la importancia primordial de que los padres y tutores salvaguarden a sus hijos y fomenten una cultura en línea fundamentada en el respeto hacia los demás.

Los principales signos de que se puede estar dando un caso de ciberacoso son:

– Estar angustiado, mostrando signos de alteración mientras se usa el móvil.

– Evitar mostrar su vida digital.

– Evitar el uso de dispositivos digitales.

– Asilamiento de familiares y ámbito social.

– Evitar reuniones grupales.

– Cambio en el rendimiento académico.

– Cambios de humor.

Definición de ciberacoso

De acuerdo con el diccionario Merriam-Webster, el ciberacoso se define como la “difusión electrónica de mensajes maliciosos sobre una persona, frecuentemente de manera anónima”. No obstante, el ciberacoso puede adoptar diversas modalidades y, en líneas generales, implica el aprovechamiento de la tecnología actual para hostigar, maltratar y atacar a alguien más, señala Albors. Las víctimas reciben mensajes, textos, publicaciones o comentarios ofensivos en sus dispositivos móviles, plataformas de redes sociales o computadoras, lo cual les genera vergüenza y malestar.

El ciberacoso, a lo largo de las 24 horas del día, puede someter constantemente a la víctima al comportamiento agresivo, desagradable e intencionado del acosador. ESET define el ciberacoso como cualquier tipo de contenido en línea utilizado con la intención de perjudicar a alguien. Además, tanto la forma de intimidación como el enfoque pueden variar, dirigidos hacia la orientación sexual, apariencia, edad, raza, etnia, religión y otros aspectos. En muchos países, el ciberacoso se considera un delito, y los responsables pueden enfrentar extensas penas de prisión.

Existen varios indicios clave que pueden señalar posibles situaciones de ciberacoso:

1. Presentar angustia o perturbación durante el uso del teléfono móvil.
2. Evitar mostrar la actividad en línea.
3. Disminuir el tiempo de uso de dispositivos digitales.
4. Aislamiento de familiares y entorno social.
5. Evitar participar en reuniones grupales.
6. Alteraciones en el rendimiento académico y cambios de humor. Las consecuencias del ciberacoso son diversas y graves. En primer lugar, el acoso en línea puede resultar extremadamente perjudicial, especialmente debido a su carácter anónimo, lo que amplifica su impacto negativo. Los mensajes ofensivos publicados en línea están expuestos a la vista de cualquier persona, lo que provoca una sensación de vulnerabilidad y una falta de escapatoria para la víctima.

Esto tiene un efecto devastador en su bienestar psicológico, ya que el estrés y el estado emocional alterado pueden afectar su calidad de sueño, estado de ánimo y hábitos alimentarios. Además, el ciberacoso puede desencadenar ansiedad, depresión, aislamiento social, trastornos emocionales, pensamientos suicidas, bajo rendimiento escolar, entre otros problemas.

El agresor también puede enfrentar consecuencias significativas. Además de posibles penas de prisión, los perpetradores pueden experimentar dificultades en el entorno escolar, perder su empleo o incluso convertirse en víctimas ellos mismos. El avance hacia el progreso abarca a todos y todo, incluyendo la lucha contra el acoso.

A lo largo de los años, los espacios para el ciberacoso han evolucionado y, a medida que la velocidad de las innovaciones tecnológicas se acelera, se crean diversos y variados entornos propicios para este tipo de acoso.

Los primeros casos de acoso cibernético podrían involucrar llamadas telefónicas o mensajes de texto ofensivos, que luego evolucionaron hacia plataformas de mensajería en línea. Uno de los primeros casos reales de ciberacoso que atrajo la atención ocurrió en 2007 en Estados Unidos, cuando Megan Meier, una niña de 13 años, se suicidó tras ser acosada por sus vecinos, quienes habían creado un perfil falso en Myspace para atormentarla.

De hecho, un estudio realizado en 2018 encontró que las jóvenes víctimas de ciberacoso tienen el doble de probabilidades de intentar suicidarse o autolesionarse en comparación con sus compañeros que no han sido víctimas.

Esto fue un indicio de lo que vendría, ya que poco después surgieron los teléfonos inteligentes y una multitud de nuevas redes sociales y servicios de mensajería, lo que creó aún más entornos propicios para el ciberacoso. Debido al gran número de usuarios en diferentes redes sociales como Instagram, Snapchat, Discord, Reddit, Twitter y Facebook, las personas están cada vez más expuestas a la amenaza del ciberacoso. A medida que pasamos de los mensajes de texto a las interacciones en línea, las formas de acoso también han evolucionado, y ahora los acosadores utilizan fotos y videos para maltratar a sus víctimas, socavando cada vez más su privacidad y espacios personales seguros.

Cualquier persona puede convertirse en víctima de diferentes tipos de acoso. ¿Recuerdas cuando en las películas la gente se asustaba de los extraños que espiaban sus casas o habitaciones? Los denominados “mirónes” aún existen, pero ahora se suman otras formas de acecho o intromisión. El acoso digital ha aumentado en los últimos años debido a las redes sociales y a nuestra constante costumbre de publicar y compartir detalles de nuestras vidas en Internet.

Según un estudio de 2013, hasta el 80% de los adolescentes que utilizan las redes sociales comparten información como su ubicación, imágenes y datos de contacto en línea. A menos que tengan un perfil privado y conozcan a todas sus conexiones, los menores pueden ser fácilmente rastreados por personas malintencionadas. El “flaming” es otra forma de acoso en línea, donde los trolls o usuarios malintencionados se dedican a discutir agresivamente con el objetivo de lastimar a la otra persona. El sexting (envío de contenido sexual) es otra forma de acoso, con consecuencias peligrosas para ambas partes, ya que puede ser utilizado para chantaje o convertirse en pornografía infantil.

En conclusión, el ciberacoso puede tener graves consecuencias tanto para las víctimas como para los agresores. Es fundamental tomar medidas para prevenir y combatir esta problemática en todos los entornos en línea. La concienciación, la educación y la promoción de un ambiente seguro y respetuoso en Internet son clave para proteger a las personas de los efectos devastadores del ciberacoso.