Hoy: 23 de noviembre de 2024
Estimado Pedro:
He releído anoche los mensajes que intercambiamos por WhatsApp entre octubre de 2020 y marzo de 2021 y no he podido evitar la pulsión de escribirte estas líneas cuando vosotros, los 11 miembros del Tribunal Constitucional que presides desde octubre de 2021, estáis reunidos esta mañana en Pleno extraordinario para debatir y resolver sobre la admisión a trámite y adopción de medidas cautelarísimas solicitadas por el Partido Popular en su recurso de amparo y en la ampliación del mismo el pasado viernes, día 16 de diciembre, para que el Senado no pueda aprobar las disposiciones transitorias aprobadas por el Congreso el pasado jueves 15 sobre la metodología de renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y Tribunal Constitucional (TC).
Nuestro intercambio whatsappiano estaba concentrado en tu preocupación por mi evolución, desde la situación gravísima provocada por el coronavirus, el coma inducido, la intubación y la recuperación, durante los largos meses que condujeron a su superación. En marzo de 2021, ya recuperado, me enviaste tu obra de teatro ‘Adonay y Belial, una velada en familia‘, adaptada y estrenada el 30 de agosto de 2022 en el teatro Fígaro de Madrid con el título de ‘Jubileo‘.
En tus comentarios a mi situación ponías el acento en el futuro. Al pasar de la UCI a planta el 2 de noviembre de 2020, ante tus preguntas, te expliqué que la reducción de la cantidad de oxígeno que me bombeaban las 24 horas seguía firma que ello había permitido abandonar la Unidad de Cuidados intensivos ese día, que estaba muy bien de ánimo y gran apetito, aunque los pulmones seguían con inflamación, pero sabiendo que este era un problema que requería más tiempo. Me pusiste: “Mucho ánimo y para adelante. Supongo que estarás pasando un tiempo difícil. Pero ya has pasado lo peor. Pronto estarás recuperado“. Y cuando en una ocasión no contesté a tu mensaje, me lo recordaste nueve días más tarde, cuando finalmente te respondí que habían autorizado a mi esposa e hijos a visitarme.
Recuerdo todo esto porque cuando el tiempo corrió “para adelante”, como decías, me sorprendió que precisamente en el tema del estado de alarma y el confinamiento tú decidieras, en calidad de ponente, cambiar la ponencia que habías heredado de tu colega dimitido Fernando Valdés Dal Ré, ya escrita, con un informe de uno de los más importantes letrados del TC, en el que se desestimaba el recurso de inconstitucionalidad, por otro informe de un letrado cuya contratación, de carácter temporal, tú mismo habías recomendado, al que luego pediste informe sobre el recurso, y que dio lugar a una ponencia de estimación del recurso, lo que consagró la inconstitucionalidad del estado de alarma, a favor de la tesis de exmagistrados del TC como Manuel Aragón Reyes, en el sentido de que se debió declarar el estado de excepción.
Fue uno de los grandes varapalos, como llamaba el sindicato mediático-judicial las decisiones de admitir recursos inconstitucionalidad cada mes, elevados por los partidos Vox y PP. Unos medios, todo hay que decirlo, que te pusieron como diana para persuadirte de que el TC, tras la salida del presidente Juan José González Rivas, debía ser un TC de combate contra el Gobierno, presuntamente usurpador, del presidente Pedro Sánchez.
Y precisamente el tema de la usurpación está presente. Pero lo está en el Tribunal Constitucional. “Justice must not only be done, but must also be seen to be done“. Conoces esta frase. Y también vale para el TC aunque no sea un órgano, como suele decirse, del Poder Judicial como tal.
El famoso juez inglés, Lord Hewitt, Chief Justice de Inglaterra, escribió en una sentencia de 1924 este dictum que he resumido, pero que completo aquí: “No es meramente de cierta importancia sino de fundamental importancia que la justicia no solo se imparta, sino que manifiesta e indudablemente se vea que se ha impartido”.
Y en la situación actual no es de “cierta o alguna importancia” sino de fundamental importancia que los ciudadanos puedan ver que “manifiesta e indudablemente” se está impartiendo justicia en las resoluciones del TC que presides.
Has sido elegido por el Gobierno de Mariano Rajoy, a lo que no hay nada que objetar, el 12 de junio de 2013 por nueve años, y tu mandato ha caducado el 12 de junio de 2022, hace ahora más de seis meses. Si la renovación de los cuatro mandatos caducados en el TC (el tuyo y el de los magistrados Antonio Narváez, Juan Antonio Xiol, y Santiago Martínez-Vares) se prorroga, tú seguirías indefinidamente en el tribunal de garantías. Por tanto, objetiva y subjetivamente, votar a favor de medidas que mantienen el bloqueo e impiden que tomen posesión los dos magistrados propuestos por el Gobierno de Sánchez (como lo hizo Rajoy cuando decidió elegirte a ti y al magistrado Enrique López, más tarde sustituido por Antonio Narváez), y los que sean elegidos por el CGPJ, también bloqueado, permitiría que sigas en tu puesto.
¿Hay otro caso más evidente en el que la aplicación del dictum de Lord Hewitt sea pertinente? No lo creo. Eso se llama interés directo por la consecuencia directa que tiene el bloqueo: que tú sigas donde estás.
Pero estamos hoy ante un salto cualitativo, que, el jueves pasado, conoció un paréntesis porque no era posible consumar el gran y definitivo varapalo, que diría el sindicato mediático-judicial, pero que ha dejado las espadas afiladas en alto para el Pleno que se está desarrollando ahora mismo en la madrileña calle de Doménico Scarlatti.
Ese salto cualitativo consiste en elevar el TC que presides por encima del Congreso de los Diputados y del Senado. Y no, simplemente, como se dice, convertirle en un colegislador o tercera cámara legislativa, sino en el árbitro con derecho a veto sobre las dos cámaras. Y tú, siguiendo el razonamiento, con tu voto de calidad o doble voto serías el ‘Árbitro Supremo’.
El recurso de amparo en consideración no es recurso ni es amparo. Porque no puede tener el carácter preventivo que se le está queriendo atribuir. Y mucho menos la concesión de medidas cautelarísimas inaudita parte, es decir, sin escuchar argumentos de los afectados por ellas, cuando se han ofrecido a a hacerlo desde el miércoles 14 por la noche. No se puede amparar el derecho fundamental de unos, los diputados y senadores del PP, consagrando el desamparo de los diputados, que en el caso del Congreso, según la votación del miércoles 14, fueron de 64 noes mientras que el de los que impulsaron las enmiendas, sumaron 184 votos.
El grupo parlamentario socialista en el Senado, que ha pedido personarse ya que está directamente afectado por la nueva petición del PP para que no se puedan aprobar en la Cámara Baja dos disposiciones transitorias de la nueva ley aprobada en el Congreso el miércoles 14, señala una característica fundamental de los recursos de amparo. Y es que las medidas cautelares y cautelarísimas no pueden ser más que de carácter provisional, cautelar. Y si se da al PP lo que pide y el Senado se ve obligado por el TC a dejar fuera de la ley las dos disposiciones transitorias (renovación parcial del TC en situaciones como la actual cuando persiste un bloqueo y cambio del sistema de votación en el CGPJ para superar una situación enquistada de cuatro años de caducidad) aprobadas en el Congreso, ello no tiene carácter provisional sino definitivo, es decir, vía el disfraz de una medida cautelar se le estaría concediendo el fin último del amparo.
Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, decía Talleyrand. Pero si tu persistes en que en estos momentos y en este país lo único que vale es que el conservadurismo, que identificas con la mayoría de los jueces y con la propia ciencia del Derecho, tiene seis votos y la oposición cinco, esa afirmación se convertirá en lo contrario. Lo que no puede ser, puede ser y además es posible.
Tu voto, Pedro, es el último en ser pronunciado. Hasta ese momento serán cinco magistrados contra cinco. Por tanto, como la roca que sujetaba Sísifo sobre su espalda, esta, la de irrumpir en el Parlamento, es la que llevará la tuya hasta el momento de emitir el voto.
Y por siempre.
Atentamente