Hoy: 23 de noviembre de 2024
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha ratificado la sentencia que condena a José Angel S.E. de 31 años de edad, a 686 años de prisión por embaucar a 98 menores de edad a través de las redes sociales para mantener relaciones sexuales de distinta naturaleza a cambio de dinero y regalos.
La Audiencia condenó al pederasta como autor responsable de siete delitos continuados de abusos sexuales a menores de 16 años con penetración anal o bucal, captación y utilización de menor de edad con fines pornográficos, 74 delitos de difusión de material pornográfico a menores de edad, 25 delitos de exhibicionismo, 13 de delitos de corrupción de menores de 16 años y un delito de tenencia de pornografía infantil. Segun la sentencia inicial del proceso, los hechos ocurrieron entre el 9 de noviembre de 2015 y el 3 de septiembre de 2018.
A través de redes sociales tales como grupos de WhatsApp, Instagram u otros, el acusado contactaba con menores de 16 años con la intención de mantener comunicaciones e intercambios de naturaleza pornográfica con los mismos. En algunas ocasiones el condenado se hacía pasar por una menor con la que los chicos, en la creencia de que se estaban comunicando con una chica de su edad, acababan manteniendo conversaciones crudamente libidinosas que el acusado impulsaba para producir excitación sexual.
En tal contexto, enviaba al correspondiente menor fotos y vídeos de una chica menor de edad desnuda, y a su vez solicitaba y obtenía de los menores la remisión de fotos y de vídeos desnudos, centradas en sus genitales.
Propuestas sexuales a los menores
En varios de esos contactos, tras comprobar José Ángel S. en el curso de las conversaciones que su engaño era exitoso, y con el propósito de mantener un encuentro sexual con los chicos, les proponía hacer un trío con la menor por quien se hizo pasar, y con un supuesto amigo suyo que no era otro que el propio José Ángel.
Así, el acusado, oculto tras la falsa menor, insistía a los menores que quedaran directamente con ese amigo para mantener relaciones sexuales, y ello como condición para poder quedar después con la chica. Ante la frecuente resistencia de los adolescentes a mantener relaciones sexuales con un chico como condición para estar con la chica, el acusado llegó en algunos casos a ofrecer dinero o regalos a los menores para que accedieran a ello. A través de esta vía el acusado también les proponía quedar para mantener un encuentro sexual con él a cambio de dinero o regalos.