Una botella de aceite

26 de febrero de 2024
1 minuto de lectura
Aceite. | Flickr

Después de lo escuchado, trabajo me costó atender a la representación de una obra de teatro que, por cierto, no es digna de ser destacada. En la fila inmediatamente detrás, un grupo de estudiantes catalanes, conversando en español, bisbiseaban sobre la validez de una primicia informativa: Putin está dispuesto a favorecer la independencia de Cataluña si Puigdemont se compromete, con el Presidente de Gobierno, además de la amnistía, a que se obligue a todo español a aprender el catalán y a que en las escuelas, como segunda lengua, sólo se proponga el ruso.

Y como acicate a su iniciativa, a cada uno que lo intente en los países hispanohablantes, se le dará cada mes una botella de aceite, rotulada como corresponde.

Al principio no lo tuve demasiado en cuenta mas, como algo de esto se ha iniciado en la Unión Europea, agradezco a Dios que no me deje morir sin hablar el idioma de los dioses, ante el que se arrodilla el mundo entero. Por fin me he dado cuenta de que sin el catalán no somos nadie y en ningún país podrán entendernos. Garcilaso, Cervantes, San Juan de la Cruz, Ortega, Unamuno… ¡estáis acabados!

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