Hoy: 25 de noviembre de 2024
Una investigación liderada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) revela que las personas jóvenes podrían ser más propensas a sufrir los efectos nocivos de factores que favorecen la aterosclerosis, como el colesterol y la tensión arterial elevados. Los resultados, publicados en el Journal of the American College of Cardiology, resaltan la importancia de implementar un control agresivo de los factores de riesgo desde edades tempranas, y plantea la necesidad de cambiar las estrategias de prevención primaria.
El estudio, liderado por Valentín Fuster, director general del CNIC, y el doctor Borja Ibáñez, director científico de CNIC y cardiólogo en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, revela que la aterosclerosis subclínica progresa con mayor intensidad en personas jóvenes, especialmente con niveles moderadamente elevados de colesterol y tensión arterial. Los investigadores enfatizan que la gestión agresiva de estos factores de riesgo desde temprana edad puede detener la progresión de la enfermedad.
El estudio PESA-CNIC-Santander, iniciado en 2009 en colaboración con el Banco de Santander, ha sido fundamental en este descubrimiento. Más de 4.000 voluntarios de Banco Santander en Madrid participan en un exhaustivo estudio de imagen no invasiva cada tres años, con la evaluación de arterias carótidas, femorales, coronarias y aorta. Este enfoque permite identificar que el impacto de niveles moderadamente elevados de colesterol y tensión arterial es más pronunciado en personas jóvenes que en las más mayores.
Los hallazgos tienen importantes implicaciones en la prevención cardiovascular y la medicina personalizada. El control de los factores de riesgo, principalmente colesterol y tensión arterial, debería iniciarse en edades tempranas, según el estudio. Esto podría abrir la puerta a un enfoque personalizado, donde la intensidad del control de los factores de riesgo se guíe por la presencia y progresión de la aterosclerosis silente identificada por tecnología de imagen.
El editorial que acompaña al estudio destaca la relevancia de estos resultados y llama a replantear cuándo y cómo los médicos deben intervenir de manera agresiva para prevenir la enfermedad cardiovascular. Además, subraya la importancia de la detección temprana y la modificación agresiva de los factores de riesgo. Esto cambia el paradigma actual y evita el inminente aumento de enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas en la población envejecida.