Traidores y enamorados

29 de junio de 2024
1 minuto de lectura
Pablo de Tarso.- Archivos de la historia

Celebra hoy la Iglesia una fiesta singular, unificada en dos apóstoles que nos son semejantes en muchas actitudes: Simón y Saulo, que así se llamaban Pedro y Pablo antes de haber conocido a Jesucristo.

Simón, nacido en Betsaida, se pasaba la vida remendando redes y esperando la calma y la noche del Tiberíades para salir en busca de los peces dormidos. Un día pasa Jesús a su lado, le mira y ya Simón no tuvo ojos para otro mar que el seguimiento del Maestro. “Te seguiré adondequiera que vayas”. Si, desde luego, pero una tarde la traición de su debilidad pudo más que el amor y negó a Jesús antes de que el gallo cantara tres veces. Sin embargo, el Mesías le entregó las llaves del Reino y la autoridad más representativa de Jesucristo: perdonar. “Tú eres Pedro”.

Saulo de Tarso, judío y fariseo, enriquecido por las culturas griega y romana, estaba obsesionado en la persecución de los cristianos. En un viaje, camino de Damasco, Saulo se cae del caballo y oye una voz después de comprobar que se ha quedado ciego: “Por qué Me persigues”… Desde entonces, todo lo que sabía lo iluminó desde la fe y aquí tenemos para siempre el hechizo de sus cartas, la sabiduría en su entrega de un Pablo, también enamorado.

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