Hoy: 8 de septiembre de 2024
Este fin de semana, el 9 y 10 de septiembre, Nueva Delhi, la capital de la India, acoge la cumbre del G20 de este año. En su invitación a una cena oficial, el Gobierno de dicho país llama a este ‘Bharat’. El nombre, en sánscrito, está reconocido en la Constitución de la nación asiática. Aun así, su aparición en el comunicado del encuentro mundial ha generado bastante polémica. Especialmente, en la oposición, que la considera una medida propagandística de cara a las elecciones generales del 2024 en el subcontinente.
Por otra parte, la denominación sánscrita tiene un fuerte significado para el nacionalismo hindú, que busca deshacerse de elementos culturales vinculados al colonialismo. “Somos Bhartiyas, India es un nombre dado por los británicos, y hace tiempo que deberíamos haber recuperado oficialmente nuestro nombre original, Bharat”, declaró en redes sociales Virender Sehwag, antigua estrella del críquet indio.
Más allá del país de Ghandi, el tema de la toponimia genera fuertes enconamientos en la política. Es el caso de Macedonia del Norte, el nombre oficial de Macedonia. Esta denominación se estableció en 2018 tras un referéndum para mejorar sus relaciones diplomáticas con Grecia, que tiene una región limítrofe con el Estado exyugoslavo también llamada Macedonia.
Sin embargo, todavía sigue habiendo recelos desde las autoridades helenas, que defienden que el país vecino debería llamarse de otra manera para evitar la confusión con el clásico reino de Alejandro Magno, que no era de procedencia eslava, sino griega. Incluso hay mucha polémica en torno a la bandera de Macedonia del Norte, representada con un sol, símbolo de la cultura griega en la Antigüedad.
Otro caso a destacar es el de Países Bajos, que, en 2020, decidió no utilizar más el nombre de ‘Holanda‘ de forma oficial ante otros países, ya que dicha palabra solo hace referencia a una parte de la tierra de los tulipanes.
Por su parte, también República Checa decidió en su día mostrarse al mundo con otro nombre, el de ‘Chequia‘, pero sin sustituir la otra denominación. Y el año pasado, la OTAN aceptó cambiar el nombre de ‘Turquía‘ por ‘Türkiye‘ a petición de Ankara. Una forma de reivindicación cultural del país de Anatolia.
España tampoco es un país ajeno al debate de cómo nombrar a su geografía. Regiones como Galicia y Baleares utilizan solo de manera oficial denominaciones en gallego y catalán, respectivamente. Por otro lado, el País Vasco establece su propia legislación para la toponimia, “respetando la originalidad euskaldún, romance o castellana, con la grafía académica propia de cada lengua”.
El caso de Cataluña es más similar al de Baleares y Galicia. Aunque su particularidad destaca en el Decreto 133/2020, de 17 de noviembre. Esta ley determina que, dentro de la Generalitat, la toponimia de otros territorios catalanoparlantes se utiliza en catalán.
Cuando en España se trata el tema del bilingüismo en la nomenclatura de localidades, no es extraño que se genere polémica en el asunto, fuertemente vinculado a la política. Además, otro aspecto que provoca discusión es el de los municipios que conservan toponimia establecida por el franquismo. Como el caso del pueblo soriano de San Leonardo de Yagüe, que conserva el apellido del famoso general falangista Juan Yagüe.