De no ser porque veo luces y abetos adornados por las calles, y una bulla adictiva por las compras, incluso villancicos que anuncian la Navidad, se podría decir que el PSOE y el Gobierno están de lleno en la Semana Santa y lo que podría llamarse su particular ‘semana de pasión’.
Con víacrucis y todo, porque los socialistas miran desde los balcones de Ferraz y Moncloa las estaciones de penitencia de algunos que fueron sus allegados y ‘amiguetes’, que diría el divertido Santiago Segura, y los que no lo han sido tanto. Procesionan esta semana por los juzgados en los diferentes procesos abiertos para esclarecer tramas relacionadas con el tráfico de influencia o el cobro de comisiones, corruptelas en definitiva que se dirimen a partir de las investigaciones realizadas por la Guardia Civil.
El primero ha sido Aldama, el empresario comisionista-conseguidor, que este lunes ha pasado por el Supremo para seguir dando información sobre el ‘caso Koldo-Ábalos’ y ante sus señorías ha dicho que se han manejado pagos de comisiones por importe de casi millones de euros a cambio de adjudicaciones de obras.
Este martes hará estación de penitencia el mismísimo Koldo, la mano derecha del exministro y número 2 socialista José Luis Ábalos; el miércoles está prevista la salida del paso de la esposa del presidente, Begoña Gómez, y el programa prevé para el viernes a la que fuese su asesora.
Si ha sido precavido y ha comprado butaca en tribuna, tome asiento y todos irán pasando por la carrera oficial en diferentes instancias judiciales.
En el PSOE y el propio Gobierno han tocado a rebato para salir en defensa de su amado líder y cerrar filas frente a los malvados. Hay ministros que dan a entender que todo es pura envidia porque Pedro Sánchez en un presidente guapo y apuesto, sobre todo la excéntrica, pizpereta y vivaz vicepresidenta María Jesús Montero, que parece que la vaya la vida en ello.
Hay quienes sospechan que en las filas socialistas hacen vudú contra jueces, periodistas y opositores para frenar esta afrenta, pero la justicia sigue su paso y va camino de que la Navidad sea más amarga que el aceite de ricino. Tal es el movimiento judicial que la presidenta madrileña Isabel Ayuso bromea y les pide a los socialistas que delincan más despacio “porque no damos abasto…”.
El cerco se estrecha sobre Sánchez, su familia y el propio partido, pero pedro el guapo es capaz de ser imputado y seguir al frente del gobierno. Lo sostiene Abascal pero lo sospechan muchos más, y es que es tal el apego del dirigente socialista al poder que ofrece la misma resistencia que la espada de Excálibur, que nadie puede despegar salvo un alma justa y limpia, lo que vendrían a ser unas elecciones y una derrota contundente que ni plantea. ¡Qué disparate!
Y por si todo eso no fuese bastante, desde los partidos independentistas ERC y Junts sus líderes les exigen que cumpla lo pactado o no le darán apoyo para sus presupuestos, y eso dejaría a su Gobierno en una situación muy delicada. Oriol y Puigdemont saben de la debilidad de Pedro y están dispuestos a estrujarlo como un limón y no dejarle una gota de zumo.
Para que engañarse: el camino de una moción de censura no va a ningún sitio porque habría que dar muchas explicaciones a las bases independentistas por apoyar al PP de Feijóo, y muchas explicaciones a las bases del PP por pactar con los que quieren romper España, aunque ambas formaciones respiren el mismo aire de centroderecha. Es mejor amagar y no dar y seguir haciendo cosecha y en eso los Puigdemont son expertos.
Así que sí, que estamos en puertas de Adviento y la llegada del niño Jesús, un tiempo para la generosidad en el que al Gobierno socialista siempre le quedará la bondad navideña de dar y regalar a los indepes cuanto les pida, para apartar de ellos los efectos de ese cáliz de la justicia terrenal. Otra cosa es que los jueces sean tan benditos y prefieran hacer su trabajo para la que democracia funcione.