La certeza e incertidumbre

22 de octubre de 2025
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Certeza e incertidumbre I Freepik

Entre la fe y la incredulidad, un soplo. Entre la certeza
y la duda, un soplo. Alégrate en este soplo presente
donde vives, pues la vida misma está en el soplo que pasa.

La certeza o certidumbre es el saber claro, preciso y seguro de algo. La palabra proviene del latín certus, que se traduce como cierto, decidido, resuelto, preciso o seguro. Dado su origen, la certeza implica siempre la conciencia o el convencimiento y, muchas veces, las pruebas fácticas de que algo es como se dice.

Sí mi querido lector, en la vida hay que elegir algún tipo de certeza, algún tipo de convicción que nos permita transitar por ella así, con la plena confianza de que, sin importar la circunstancia, estaremos bien y que cada experiencia tiene algo que enseñarnos para nuestro mayor crecimiento y evolución. Y le podrá sonar un tanto místico, pero el concepto no lo es siquiera un ápice, el coaching busca ese tipo de certeza en uno mismo y le invita a través de la introspección a elegirlo. Así que no… no es, si así no lo desea, nada sobrenatural, es simplemente una línea de pensamiento y equilibrio emocional en que se elige o no vivir.

Yo invito a vivir desde esa elección porque lo contrario de la certeza es la incerteza o la incertidumbre, esto es la duda o el desconocimiento respecto a la veracidad o validez de una afirmación, de tal manera que es imposible emitir un juicio respecto a su certeza o su falsedad y eso, la incertidumbre, lo lleva a uno al  cadalso de todas sus miserias, a vivir en el miedo, en la parálisis, en el ruido ajeno, en las pesquisas de responsabilidades desplazadas, en los juicios premeditados, en el rumiar una y otra vez el pensamiento y en revivir una y otra vez la emoción. ¡Que hastío y que fastidio vivir así!, en las inmediaciones de la dependencia de que algo se resuelva a favor, esperando siempre lo peor.

La certeza elegida es el único socio confiable que tenemos frente al enemigo mayor: la incertidumbre. Y la vida está repleta de incertidumbre. Y ¿qué es exactamente lo que hace la certeza frente a la incertidumbre?… abrazarla e intentar comprenderla, apaciguarla, contenerla… hasta que baje la guardia, hasta que deje sus amenazas a un lado y hasta que se resuelva y podamos sentarnos plácidamente a compartir la experiencia como dos grandes amigos… porque sí, hay que hacerse amigo de la incertidumbre para poder comprender los tesoros que encierra, las oportunidades que ofrece, los desafíos que nos presenta y las lecciones que nos deja. Podemos hacer esto, mi querido lector, o podemos seguir como tantos lo hacen, viviendo a medias, siempre sintiendo que lo bueno tiene un fin y que la balanza de la vida siempre oscila en nuestra contra.

Mi invitación está abierta: elija una certeza, una grande, una buena, una que de verdad le haga sentir así poderoso y a la vez humilde frente a la vida. Porque será entonces en ese momento cuando entienda ese otro instante maravilloso, el de la certeza, ese instante en el que por fin entiende el regalo que le ofrece: el de aprender a fluir.

Fluir es moverse, desarrollarse o dejar que algo suceda de manera natural, continua y armoniosa. Significa entrar en un estado óptimo de experiencia en el que el cuerpo y la mente se alinean, generando disfrute, creatividad y productividad… es vivir concentrados y enfocados en el presente, buscando y generando un equilibrio entre el reto y las habilidades personales, es la sensación de motivación intrínseca por lo que hacemos, es la pérdida de autoconciencia excesiva sobre el qué pasará o el qué dirán, es aprovechar cada minuto en compañía de uno mismo y en sentirse, pensarse y desarrollarse como uno quiere, como uno es de forma humana, genuina y única. Es ese hermoso instante en el que entendemos la importancia de todo y también, de esas partes que necesariamente escapan al conocimiento inmediato, esas partes que necesitan tiempo, pausas, desenlaces o nuevos comienzos.

La elección y la práctica habitual de esa certeza elegida es la que sostiene esas partes desde el mejor lugar, desde ése que sólo espera lo mejor. Como siempre, usted elige. ¡Felices instantes, felices vidas!

*Por su interés reproducimos este artículo de Paola Domínguez Boullosa publicado en EXCELSIOR.

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