Hoy: 23 de noviembre de 2024
Con el peso pasa a menudo como con la edad: solemos tenemos una percepción subjetiva del mismo. Es lo que se define como discrepancia en la percepción del peso corporal.
Y puede ser tanto una infravaloración (cuando el peso real es superior al peso percibido) o una sobrestimación (cuando el peso real es inferior al peso percibido).
Si bien durante años la sobrestimación se ha trabajado intensamente para prevenir y tratar trastornos alimentarios, un estudio en el que han participado más de 745.000 adolescentes de 41 países de Europa y Norteamérica ha identificado un aumento en la cantidad de adolescentes que subestiman su peso corporal, lo que también puede suponer un problema, ya que al subestimar lo pueden no sentir la necesidad de perder el exceso de peso y, como consecuencia, adoptar un estilo de vida poco saludable.
No hay que perder de visita por tanto las implicaciones clínicas y de salud pública que puede tener este estudio, “puesto que el aumento de la percepción correcta del peso y la disminución de la sobreestimación pueden tener un efecto positivo en los comportamientos innecesarios y poco saludables de pérdida de peso entre los adolescentes, mientras que el aumento de la subestimación podría indicar la necesidad de intervenciones para reforzar la percepción correcta del peso”,según detalla una de sus autoras, la doctora Anouk Geraets en declaraciones a Europa Press.
Los investigadores examinaron datos de encuestas de 746.121 niños de 11, 13 y 15 años de 41 países recopilados a intervalos de cuatro años entre 2002 y 2018. Según sus resultados, la percepción correcta del peso aumentó con el tiempo entre las chicas, mientras que disminuyó entre los chicos.
Los autores especulan con la posibilidad de que las diferencias observadas entre chicos y chicas apoyaran la idea de que existen diferencias de sexo en los ideales corporales y que estos ideales han cambiado con el tiempo.