Hoy: 22 de noviembre de 2024
Las redes sociales se han llenado de testimonios de solidaridad, incluidos residentes extranjeros
Haridian busca a sus tres perros y un gato, que fueron evacuados en el Camino de Chasna; ninguno dispone de microchip. Una familia extranjera brinda su monovolumen de siete plazas para trasladar a afectados. Nail ofrece comida y agua para 100 personas. Salle se ofrece como bombero voluntario y Gilian puede acoger una mascota pequeña y Mariu dispone de rastrillo y sacho… y pide le avisen si saben de alguna zona donde pueda ir a limpiar como voluntaria.
Son mensajes en redes sociales de vecinos de Tenerife para ayudar a las víctimas del incendio que, hasta este miércoles, ha quemado unas 14.751 hectáreas con un perímetro de 90 kilómetros, según datos oficiales.
Cada ofrecimiento en redes es replicado inmediatamente por otras personas con mensajes de aliento y solidaridad con los evacuados y de respaldo a quienes brindan refugio, alimentos y agua a quien lo necesite.
“En Valle Guerra hay personas que dejaron sus tierras para acoger mascotas”, avisa Loli a Haridian; que también recibe un mensaje de Dana indicando que hay animales en El Fraile y la interrogante de Génesis de porqué tiene a sus perros y gatos sin microchip; dispositivo que facilitaría su localización., recalca, mientras Tex sugiere que indague en Valle Colino.
Además de solidaridad entre paisanos, incluidos extranjeros residentes en Tenerife, las redes están llenas de lamentos por la desgracia del fuego, con frases como ¡que penita por todo lo que está ocurriendo! y quienes recuerdan que primero fue el volcán en La Palma y ahora el incendio en el norte tinerfeño.
“Le han quitado su pulmón a Tenerife”, lamenta Alas de Mariposa, “Nos costará unos años recuperar nuestro paraíso sé me parte el corazón de impotencia”, advierte Nico, acompañando su texto con emoticones llorosos.
Y en medio de la destrucción del fuego, una buena noticia: Erasmo, el señor que “transita el monte de agua” está sano y salvo, acogido en un albergue, por el que da pequeños paseos, mirando al monte calcinado y conteniendo las lágrimas