Tras la pandemia de COVID-19, la vigilancia de pacientes febriles en China es mucho más estricta. Gracias a este seguimiento se ha podido detectar un henipavirus diferente a los de este género que suelen afectar a humanos
Los virus Hendra y Nipah, pertenecientes al género henipavirus de la familia Paramyxoviridae, ya son conocidos por los científicos por causar enfermedades mortales en los humanos. No obstante, se han detectado otros henipavirus en murciélagos, roedores y musarañas.
Durante la vigilancia de pacientes que presentaban cuadros febriles y que habían tenido exposición a estos animales en China, se identificó este nuevo henipavirus filogenéticamente distinto a otros, llamado Langya henipavirus (LayV).
En el estudio publicado por la revista científica The New England Journal of Medicine el pasado 4 de agosto, se identifican 35 pacientes con infección aguda por Langya en las provincias chinas de Shandong y Henan. Los investigadores recabaron muestras de frotis de garganta de los afectados y se observó que 26 de ellos estaban infectados solo con LayV (no había otros patógenos presentes).
Los síntomas detectados en estos pacientes fueron: fiebre (en el 100% de los casos), fatiga, tos, anorexia, mialgia, náuseas, dolor de cabeza y vómitos. Junto a estos, se detectaron alteraciones en el número de plaquetas y glóbulos blancos, así como disfuncionalidades hepáticas y renales.
Los científicos analizaron también 25 especies diferentes de pequeños animales salvajes, donde se observó que el material genético del virus Langya se encontraba predominantemente en las musarañas, por lo que estas podrían ser un reservorio natural del virus.
Los datos que se muestran en el artículo sugieren que la infección en la población humana puede ser esporádica, ya que el rastreo de contactos de los pacientes no reveló transmisión de LayV por contacto cercano, aunque los investigadores reconocen que los datos son escasos para determinar a ciencia cierta el método de transmisión de este virus.
A pesar del revuelo causado por la noticia, no se han detectado casos de fallecidos por este virus y la Organización Mundial de la Salud no se ha pronunciado al respecto.
Aunque este nuevo hallazgo lleva siendo objeto de estudio un par de años, aún se desconoce la capacidad infecciosa del virus. Sin embargo, dada la experiencia adquirida a causa del SARS-CoV-2, podemos estar seguros de que la investigación para conocer mejor este nuevo virus de posible origen animal será minuciosa, con el fin de comprender al detalle la enfermedad humana que se le asocia.