Nada más pisar Granada, Victoria Romanovna sintió lo que muchos viajeros experimentan al ver por primera vez la ciudad: un auténtico flechazo. La esposa del gran duque Jorge de Rusia ha hecho una parada muy especial en Andalucía junto a su marido y sus dos hijos, Alejandro y la pequeña Kira Leónida. Unos días de descanso en familia antes de regresar a Bruselas, donde residen habitualmente.
La visita a Granada llega después de una etapa intensa. La princesa había estado en Roma participando, junto a Antonella d’Orleans, en la peregrinación de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge. Allí, ambas lucieron la tradicional capa azul y caminaron hasta la Pontificia Archibasílica de San Juan de Letrán en una jornada presidida por el duque de Castro. Un encuentro marcado por la devoción, la tradición y el compromiso con las causas benéficas de la familia Borbón-Dos Sicilias.
Tras ese momento de recogimiento, Victoria y Jorge de Rusia cambiaron la solemnidad romana por la luz del sur de España. Granada los recibió con su mezcla única de historia, arte y romanticismo, según Vanity Fair.
El matrimonio no tardó en recorrer los rincones más emblemáticos de la ciudad. Su primera parada fue La Alhambra, joya del legado andalusí y primer lugar de España declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Entre muros de mármol, fuentes y jardines infinitos, la princesa italiana no ocultó su fascinación. Cada detalle del conjunto nazarí —construido en 1238— pareció transportarla a otra época.
Después, la familia disfrutó de un paseo tranquilo por el Albaicín, el barrio más bohemio de Granada. Allí, entre callejuelas blancas y miradores con vistas a la fortaleza, los grandes duques se dejaron ver en una terraza al atardecer. Frente a ellos, el sol bañaba de oro los muros rojizos de La Alhambra, un espectáculo que pocos lugares del mundo pueden igualar.
Han sido días breves pero intensos. Una escapada que ha dejado huella en Victoria Romanovna, que se despide de Andalucía con el corazón lleno de recuerdos. De la solemnidad de Roma al embrujo granadino, la princesa ha vivido un viaje de contrastes y emociones. Y mientras su avión se prepara para despegar rumbo a Bruselas, parece claro que Granada ya ocupa un rincón especial en su memoria.