La casa descuidada

1 de octubre de 2023
1 minuto de lectura
Foto-Tobi

La vida del ser humano está instalada en una casa con muchas ventanas y diferentes alturas. Desde cada piso se observa una dimensión diferente de lo que pasa afuera. Pero todas las ventanas reciben la misma luz, dan a la misma plaza y están expuestas a que las piedras de los que están en la calle les rompan los cristales.

Debiéramos exigirnos una revisión diaria para que la luz, si es buena, sirva de reflejo a los que nos miran. Subir a los pisos de arriba lo que se contempla desde abajo y procurar que las piedras sirvan para construir nuevas casas donde la concordia habite y nos relacione, sin necesidad de pinganillos.

El amor, que nunca es sencillo, se incendia en las manos del tiempo cuando pasa, sobre todo si el despiadado viento lo agita: a su paso, entonces, todo queda destruido, irreparable. Nadie quedará para que engalane la vida con canciones. Nadie que encuentre soluciones para tanto enojo. La sangre siempre es la señal de todos los peligros.

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

La ordenación

En ocasión cercana visité nuevamente la hermosa catedral de Jaén

Largo me lo fiáis

Esta frase tan conocida, con pequeños matices, aparece en El Burlador de Sevilla, de Tirso de Molina y en nuestro

El té de las cinco

Los secretos se llaman así porque son vivencias que se ocultan a la voracidad de los curiosos. Los profesionales de

La costumbre

Tuve un amigo que, cuando presentaba a su mujer siempre decía: “Aquí mi costumbre”. Si acaso notaba cara de extrañeza,