Hoy: 23 de noviembre de 2024
Que el mundo mire y admire la grandeza de la religión católica, capaz de soportar la indecencia de una burla que, por el amor de la propia doctrina, no tendrá consecuencias. Sólo ofenden los que no se aguantan a sí mismos y han de echar al aire su fétida espesura. La Santa Cena, llena de ridículas presencias en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, no hace daño sino a aquellos que muestran creatividad desde el barro de sus sentimientos. Como han señalado muchos comentaristas, los franceses de la egalité no se han atrevido con Mahoma. Ni se atreverán, porque les sostiene la cobardía y la indigencia espiritual. Esto no muestra laicismo, sino desvergüenza.
Nos hemos repartido, como ladrones, la falta de respeto a lo más noble que la persona, en su libertad, decide vivir: su fe. Debiera ser intocable esta intimidad que el ser humano adora en el altar de su conciencia.
Sentencio con Borges una tristeza por los irredentos, por los que viven a oscuras en su desarrollo existencial: “En nuestro amor hay una pena que se parece al alma”.
pedrouve
Difícil entender ciertas actitudes que nadie demanda. La pretensión de burla solo ofende al que la practica. De nada sirve porque nada aporta. Denota además extrema ignorancia quien ataca sin conocer mínimamente el mensaje que transgrede. Los valores más humanos vienen de entonces, aunque les pese. El mensaje de entonces es hoy aún más necesario para apuntalar el mundo antes de que pueda ser de nuevo reconstruido. Pretenden pasar por moderno lo que no es más que un reiterado tópico, desusado y por manido aburrido. A los aprendices de actor se les olvidará pronto. Borrados de la memoria no les reconocerán ni los suyos. Los demás seguiremos el camino que hace más de dos mil años nos señalaron porque nos abarca a todos y es el correcto.
Amigo José Eladio
Me atrevo a sugerirle que los comentarios deben valuar o devaluar el artículo propuesto, no para que el comentarista escriba el suyo haciendo el comentario más extenso que el artículo a comentar
Un saludo
Estimado Pedrouve. Le pido disculpas por mí comentario, pero en absoluto era esa mi intención. Al contrario pretendía apoyar el suyo refiriéndome a cuestiones a los que magníficamente se aludía. Reitero las disculpas y tomo nota.
Un abrazo amigo José Eladio. De corazón