Hoy: 25 de noviembre de 2024
Recientemente el rey emérito, Juan Carlos I, ha asistido al funeral de la reina Isabel II en calidad de “familiar lejano” desafiando a la Casa Real española, que, si bien dejó públicamente en sus manos la decisión de acudir, aunque no estaba conforme con dicha determinación por todo el revuelo que se podría generar. Finalmente, este presagio se cumplió: don Juan Carlos copó todas las portadas de la prensa.
Desde la perspectiva de la opinión pública, el antiguo jefe del Estado está totalmente desprestigiado pese a que algunos pocos sigan defendiendo su ‘gran labor’ en la Transición debido a su cerrazón. O quizá se basa en la premeditación, en la defensa del establishment y todo lo que representa. Efectivamente, la historia resaltará ese supuesto papel. Sin embargo, quedará opacado por las múltiples corruptelas que ha cometido.
Los medios, ya hablando de la opinión publicada, practicaron en el pasado la ley del silencio (omertà en el ‘código de honor’ siciliano) por presiones políticas o con el objetivo de no causar un ‘perjuicio’ para el Estado español. La realidad es que los españoles perciben que ese “rey campechano” les ha defraudado -en todos los sentidos-. Simplemente es pertinente hacer referencia a los escándalos sexuales, al cobro de comisiones millonarias ilegales por parte de países de dudosa calidad democrática o a la consecuente evasión fiscal que efectuó para que el público considere que no ha ejecutado de la peor manera su labor.
Lo que más puede cabrear a la opinión pública no es solo que haya cometido esos delitos y escándalos, sino que por su condición de rey quede impune a causa de la inviolabilidad que le otorga la Constitución. Reduciéndolo al absurdo, tal y como lo ha interpretado de forma extensiva la Fiscalía del Tribunal Supremo, el emérito podría matar a una persona y que no se le condenara.
Juan Carlos I no ha recibido reproche penal o civil hasta el momento por estos actos supuestamente ilícitos. Una causa tras otra se han ido archivando por falta de pruebas, prescripción o inviolabilidad, a excepción de la que se está juzgando en el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales tras la demanda de su examante, Corinna Larsen, por presuntos actos de acoso, seguimiento ilegal de agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en Londres y difamación.
Se trata de un asunto sobre el que FUENTES INFORMADAS ha ido desvelando audios grabados por el excomisario José Manuel Villarejo en el que Corinna aseveraba que los servicios de Inteligencia españoles la persiguieron al margen de la ley para que no revelara información confidencial que le confesó. Es por ello que la princesa de origen alemán quiso lanzar una contraofensiva con la ayuda del comisario jubilado de la Policía.
En definitiva, los ciudadanos creen que no todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sirvan como ejemplo las regularizaciones fiscales que realizó sin que cupiera delito fiscal, algo impensable para una persona de a pie. Así, se consolida la tesis de que la mayor injuria para la Corona ha sido Juan Carlos. Un ilícito penal que, por otra parte, sigue estando castigado pese a la proposición de ley del jueves pasado impulsada por ERC y EH Bildu para eliminarlo del Código Penal.
Vamos a ver que de esto no se dice nada y es lo importante
¿quien ha ordenado el destierro del Emerito en ABU DABI y quien tiene el poder que su propio hijo sea carcelero de esta decision?
Nadie habla de esto y es lo importante.
Los que han ordenado esto tienen que tener muchísimo poder y se deben de estar partiendo de risa de la estupidez de que nadie habla de esa misteriosa sentencia y del tribunal que la ha puesto al margen de las normas procesales y legales del derecho nacional e internacional.