Invitaciones

18 de noviembre de 2023
1 minuto de lectura
Grupo de amigos viendo el atardecer. | Fuente: Jcomp / Freepik.

Empezaba nuestra juventud a revolotear con ansias por los pliegues del apetito. Difícil era acudir a los sitios de diversión si alguien no los financiaba, ya que las economías familiares carecían de recursos y los escasos ahorros no sobresalían más allá de un cambio de zapatos en la presente temporada.

Los amigos, sin embargo, conociendo las estrecheces, nos ayudábamos a compartir las pequeñas frivolidades a nuestro alcance. Uno de ellos, había insistido hasta la saciedad en invitarnos a la feria de Sevilla: “Podíamos dormir en su casa, con dos habitaciones de sobra y al calor de una familia”. Tanta fue su perseverancia que aquel abril, con otro amigo del grupo, nos presentamos en el domicilio, Barrio de los Remedios, Monte Carmelo 17. Por el telefonillo, su madre se disculpó de la ausencia de su hijo, que se había marchado a Madrid debido a un contratiempo familiar…

Nos lo encontramos esa noche en el Real de la Feria y, sin poder evitarnos, trató de justificarse “por haber cambiado de opinión” sin tiempo de advertirlo… Hace más de treinta años, ya se documentaban de ese modo las mentiras.

pedrouve

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

La ordenación

En ocasión cercana visité nuevamente la hermosa catedral de Jaén

Largo me lo fiáis

Esta frase tan conocida, con pequeños matices, aparece en El Burlador de Sevilla, de Tirso de Molina y en nuestro

El té de las cinco

Los secretos se llaman así porque son vivencias que se ocultan a la voracidad de los curiosos. Los profesionales de

La costumbre

Tuve un amigo que, cuando presentaba a su mujer siempre decía: “Aquí mi costumbre”. Si acaso notaba cara de extrañeza,