Dos amigos porfiaban entre sí sobre la coincidencia semántica entre palabras castellanas y francesas. El primero, empeñado en razonar, se dirigía al que no estaba tan convencido:
-Fíjate si podemos entendernos con facilidad que la palabra pan se pronuncia pain en francés; vino, vin y así otras muchas que facilitan el entendimiento y la conversación.
-Pero no hay derecho –fustigaba el contrario– que a la palabra queso, que estoy viendo yo que es queso, se empeñen en llamarla fromage.
El primero en cuestión, para suavizar el despropósito, recordó el epigrama de Nicolás Fernández de Moratín quien, por algo parecido, se llevaba también las manos a la cabeza: “Admiróse un portugués / de ver que en su tierna infancia / todos los niños en Francia / supiesen hablar francés”.
…En nuestra amada Patria, a la corrupción, al tráfico de influencias, al soborno y la ruindad, coincidiendo todos en decir lo que son, pues muchos siguen perseverantes en llamarle fromage.
pedrouve