Este fin de semana, fuertes lluvias castigaron el litoral norte del estado brasileño de São Paulo. Dejaron 36 personas muertas, a más de 300 heridas y a más de 200 sin hogar, según el Gobierno regional.
El temporal causó inundaciones y deslizamientos, que bloquearon vías de acceso. Como la carretera que une Río de Janeiro con la ciudad portuaria de Santos, por culpa de los corrimientos de tierra y las aguas.
El gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, decretó «estado de calamidad pública» en las ciudades de São Sebastião, Ubatuba, Caraguatatuba, Ilhabelha y Bertioga, impactadas por las fuertes lluvias.
El Ayuntamiento de São Sebastião, la ciudad con mayor número de víctimas, indicó que todavía se encuentran personas entre los escombros. Allí han fallecido 25 personas. Y en Ubatuba, una menor de siete años murió sepultada por un alud de tierra.
La Policía Militarizada regional dispuso de siete aeronaves para el rescate de víctimas, de la ayuda de tropas socorristas del Cuerpo de Bomberos y de la Defensa Civil y de organizaciones humanitarias.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, por su parte, visitará la región afectada para «acompañar los esfuerzos de enfrentamiento de esta tragedia» en coordinación con el Gobierno de São Paulo.
Entre el sábado y el domingo, el volumen de lluvia en el estado superó el esperado para el mes de febrero. Se han producido cortes de electricidad, y autoridades locales han tenido que cancelar fiestas del Carnaval.
La costa norte del estado de São Paulo es un destino frecuente del Carnaval para los turistas adinerados. Prefieren mantenerse alejados de las celebraciones callejeras masivas de las grandes urbes.