El campo español entra en erupción en protesta por la subida de los costes, los bajos precios en origen o la desprotección política

Los trabajadores del sector agrario reclaman medidas urgentes y amenazan con paralizar el país con movilizaciones masivas a partir de hoy

Como lo han hecho antes los franceses, los agricultores españoles están en pie de guerra. En los próximos días miles de tractores saldrán a las carreteras del país con el objetivo de visibilizar la realidad del sector y protestar contra las políticas del Gobierno y de la Unión Europea, que ya han provocado movilizaciones masivas en diversos países.

Los trabajadores se han visto afectados por una crisis derivada del elevado precio de las materias primas, los piensos, la electricidad o el gasóleo agrícola. La inflación ha perjudicado significativamente a una industria que todavía se está recuperando de la pandemia y que no atraviesa su mejor momento. Ante la gravedad de la situación, los productores del campo han decidido movilizarse.

El pasado domingo, unos 360 tractores se lanzaron a las carreteras de Huesca, bloqueando las principales rutas del Pirineo y formando atascos kilométricos. Lo mismo ha sucedido cerca de Valladolid o Zamora, que se han sumado a las protestas multitudinarias.

Las demandas del campo se centran en el abandono del sector y la falta de medidas proteccionistas. Consideran que la Política Agraria Común (PAC) no es suficiente y piden una revisión integral que aligere la burocracia necesaria para beneficiarse de las ayudas. Asimismo, advierten que, de continuar el abandono al sector, se repetirán las concentraciones en Madrid de hace dos años.

Nuevas movilizaciones

Para esta semana, agricultores de todo el país se han organizado en colaboración con las asociaciones y sindicatos agrarios, que advierten de nuevas concentraciones a partir de hoy.

En Cataluña, donde la sequía está agravando las dificultades del sector, se planean cortes para las principales carreteras de Lleida y Tarragona. Además, organizaciones como Asaja y UPA han convocado marchas de tractores durante todo el mes de febrero por todo el país, por lo que se prevé un aumento de las retenciones en las principales vías del territorio nacional.

Un sector clave

Además del aceite de oliva y los cítricos, donde España aglutina más de la mitad de la producción europea, también es el principal productor de ganado porcino, vegetales y frutas frescas, con cuotas de mercado por encima del 20%.

Según los datos oficiales del último trimestre, el sector agroalimentario emplea en España a 1.276.700 personas, un 6% del total de la economía. Si bien los más damnificados por la crisis son los agricultores, esta afecta a todo el sector, por lo que cualquier disminución en la productividad del campo podría incidir negativamente sobre toda la industria.

Por su parte, desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aseguran que el abastecimiento está “absolutamente asegurado”. Sin embargo, el ministro de agricultura, Lluis Planas, ha mostrado su apoyo al sector y ha asegurado que el Gobierno “ha invertido casi 4.000 millones de euros en ayudas y rebajas fiscales para apoyar al campo”.

Por otro lado, el PP ha presentado un “plan de choque” con hasta quince propuestas para aliviar una crisis de la que culpan al Gobierno. Entre las medidas se encuentran la suspensión del impuesto al plástico, la flexibilización de la PAC o la reforma del PERTE agroalimentario.

Las protestas en Europa

La tensión en la frontera de los Pirineos sigue patente. Los agricultores franceses no cesan sus ataques sobre los camiones españoles, al tiempo que desde Bruselas los califican de “inadmisibles” y prometen sanciones al gobierno galo.

Al mismo tiempo, en el centro del país aumenta la intensidad de las movilizaciones masivas. Los tractores marchan por todo el territorio y los productores cortan las carreteras hacia París. En Italia, los accesos a Roma continúan entorpecidos por los manifestantes, mientras que en Bruselas los agricultores queman neumáticos frente al Parlamento Europeo.

Desigualdad en el mercado agrario

Uno de los puntos clave es la influencia del mercado extranjero. Las importaciones de frutas y hortalizas aumentaron un 15% en los últimos cinco años, y en el resto del continente siguen una dinámica similar. La producción en Marruecos, Turquía o Egipto no está sujeta a medidas tan restrictivas, lo que les permite competir a precios más bajos.

Por otra parte, dentro de la Unión Europea también existen diferencias en la aplicación de las regulaciones. En Francia y Alemania los agricultores reclaman que sus gobiernos son demasiado estrictos en la aplicación de las medidas sanitarias y ecológicas, lo que aumenta el coste de producción y supone una dificultad añadida a la hora de competir con países como España o Portugal. Mientras tanto, en el este de Europa los agricultores están preocupados por el cese de las restricciones en Ucrania, destinadas a paliar su agujero económico.

El impacto político

Desde la pandemia, las tensiones entre los agricultores y el Gobierno han ido en aumento. En 2021, las constantes manifestaciones desembocaron en la aprobación de la Ley de la Cadena Alimentaria, que ahora se estudia como modelo de la nueva regulación de la UE.

El impacto del sector agrario en los parlamentos europeos también está en aumento. La derecha ha sabido posicionarse e incorporar a su discurso las demandas de un sector que tradicionalmente se ha asociado con las políticas sociales, lo que puede haber favorecido al aumento de las movilizaciones.

En Países Bajos, las protestas ante la propuesta de limitar las emisiones de nitrógeno se tradujeron en la sorprendente irrupción del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB, por sus siglas en neerlandés), que se alzó como la lista más votada en las elecciones provinciales de 2023. Si esta dinámica se contagia a otros países del entorno, no sería de extrañar que el descontento del sector facilite la aparición de más partidos agraristas.