Este hallazgo nos recuerda que, incluso hace 4.000 años, comer juntos era una forma de decir quiénes eran, cómo se organizaban y qué valores compartían…
Un libro recoge la historia de una mujer, ‘Pichula’, que como tantas otras tenían la satisfacción de ver lo que habían construido desde el sacrificio y lo que dejaban detrás de ellas: un futuro mejor para los suyos…