El acoso (bullying) escolar en España no solo no desaparece, sino que ha encontrado un nuevo canal para extenderse sin límites: el ciberacoso. Un enemigo invisible que, como advierte el profesor Celso Arango, «no da tregua», pues persigue a los menores más allá de las aulas, infiltrándose en sus casas y en sus horas de descanso.
Arango, académico de número de Psicología Médica de la Real Academia Nacional de Medicina de España, subraya que el 18% de los niños y el 11% de las niñas sufren acoso. Un porcentaje alarmante al que ahora se suma la violencia digital, «más nociva porque nunca desconecta». Mensajes, amenazas, humillaciones: todo queda grabado y permanece en las redes, perpetuando el daño.
El experto señala que ser «distinto» sigue siendo el mayor riesgo. Sobrepeso, discapacidad, enfermedades crónicas o simplemente la condición de inmigrante son factores que aumentan la vulnerabilidad. Además, alerta: “Muchos niños acosados ya presentan trastornos mentales previos”, cerrando un círculo peligroso donde salud mental y acoso se retroalimentan.
Para revertir esta tendencia, Arango ha impulsado un modelo pionero: el Programa de Enlace Clínico de Salud Mental para Centros Escolares en Madrid. Equipos multidisciplinares de psiquiatras, psicólogos y educadores visitan las aulas para detectar, prevenir y tratar problemas de salud mental antes de que se agraven.
Entre 2023 y 2025, el programa ha intervenido en más de 160 colegios, evaluado a 500 estudiantes y derivado 232 casos a servicios especializados. Además, talleres y actividades contra el estigma han llegado a 2.500 alumnos, fomentando entornos más seguros y empáticos.
La era digital, si no se gestiona bien, añade otra capa de vulnerabilidad. Los menores pasan más de cinco horas diarias conectados, pero nunca habían estado tan solos. Arango advierte que el uso excesivo de redes sociales triplica el riesgo de depresión infantil.
La solución empieza en casa. Fomentar la conversación diaria y compartir momentos como la cena reduce el riesgo de bullying, afirma Arango. “La mitad de los niños acosados no se lo cuentan a nadie. Por eso, la comunicación familiar es la mejor defensa”.