Ángel di María

6 de julio de 2025
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Ángel di María
Ángel di María celebra un gol. /EP

Cuando supe que el admirado futbolista Ángel di María era rosarino, hijo de padres adoptados, le seguí con mayor cariño

Desde el aeropuerto de Ezeiza me llevaron directamente a Rosario. Las primeras miradas de asombro fueron para los campos crecidos, el reflejo de la luz intensa sobre el lomo sereno de las vacas y una rectitud de caminos que llegaban al fin de cualquier horizonte. Rosario y sus familias, la avenida Pellegrini y el Paraná sigue siguen bañando mis sueños.

Cuando supe que el admirado futbolista Ángel di María era rosarino, hijo de padres adoptados, le seguí con mayor cariño. Todavía más admiración tuve para él al saber, por circunstancias buscadas, que encontró a su madre biológica viviendo a la intemperie, mendiga por las calles. Se conmovió Ángel al comprobar que aquellos ojos tristes y aquellas carnes rotas eran también las suyas… Dijo llamarse Teresa y lo tuvo con dieciséis años, quebrada de intenciones, desde un amor que le juró eternidades juntos y que se fue a las primeras crecidas de su vientre.

Al ‘fideo’ le engordó de pronto el alma y tuvo todo el tiempo a su madre como referencia de lucha. Una casa le procuró y un desahogado vivir ya para siempre: los hombres buenos no esconden sus raíces, las mejoran.

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