Los dos principales partidos políticos de España quizá no calibren lo suficiente cuánto de bueno significó el encuentro y el resultado para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Acuerdo significa poner el corazón a la altura del de enfrente, fusionando intereses y voluntades. Espero que ninguno de los dos caiga en la tentación de traicionarse porque se agrandaría el desencanto.
A lo malo no se acostumbra nadie y a los desencuentros menos. Proporcionalmente, en los Estados ocurre igual que en las familias: cuando las cabezas se enfadan o gritan, faltándose el respeto, los hijos sufren la quebradura de la concordia y se les alarga ese dolor toda la vida, hasta el punto de no poder evitar luego, con gestos heridos, su convivir diario.
El ejemplo más cercano podría darse recordando los desencuentros de la sociedad española en la década del 30: se instalaron las luchas en las raíces de la Patria y aún colean las culpas encaradas de unos contra otros. Por eso, cualquier acuerdo entre quienes gobiernan, o pueden gobernar, es una semilla sembrada que será fruto de paz, como sucede en las familias que conocen la importancia de entenderse.
pedrouve