Hoy: 23 de noviembre de 2024
Más allá del castellano, del catalán o valenciano, del gallego y del vasco, España tiene más idiomas, aunque con menos popularidad que estos. A pesar de que algunos se reconocen oficialmente, apenas tienen impacto social. Ya sea porque hay gente que ignora su existencia o porque no siente una motivación especial para aprenderlos, más allá de la utilidad con la que considere a estas lenguas minoritarias.
Por ejemplo, en Cataluña, aparte del español y del catalán, el aranés, dialecto del occitano, goza de reconocimiento oficial en la región. Sin embargo, su uso solo tiene fuerza en la comarca ilerdense del Valle de Arán, donde es lengua vehicular en las escuelas desde abril, tras la aprobación del Parlament. Una medida que refleja una realidad polémica: que el castellano carece de esta distinción por parte de la Generalitat. Algo que el TSJC, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional han señalado en todas sus sentencias como ilegal.
En la comunidad autónoma vecina, la notoriedad del aragonés también se reduce a comarcas. Sobre todo, en las oscenses Sobrarbe, La Jacetania, Alto Gállego y Ribagorza. Uno de los partidos que más reivindica esta lengua es la Chunta Aragonesista.
A raíz de la decisión de la nueva presidenta del Congreso, Francina Armengol, de permitir el uso del catalán, del gallego y del euskera en el Parlamento, el único diputado de dicha formación regionalista, Jorge Pueyo, lamenta que la socialista no mencionara al aragonés en su discurso de apertura de la legislatura. Por eso, se propone a hablarlo en la Cámara Baja para que adquiera el reconocimiento de las otras tres lenguas.
Otra lengua que ha ganado protagonismo es el asturleonés o bable, ya que el presidente de Asturias, Adrián Barbón ha prometido su cooficialidad junto al eonaviego o gallego asturiano, otra lengua del Principado que tampoco tiene dicho reconocimiento. Una postura que su partido, el PSOE, no defendía hasta hace poco.
Además, la Radiotelevisión del Principado de Asturias (RTPA) valora como mérito acreditar tener conocimiento del asturleonés en su convocatoria pública de empleo. Aun así, según el INE, solo el 2,8% de los habitantes de la región hablaban esta lengua en 2021. Incluso, menos que otros idiomas, como el francés, que utilizaba el 3,3%.
Por su parte, el estremeñu, tampoco oficial, aparece en Wikipedia. Sin embargo, muchos españoles lo desconocen, y su uso se reduce a Extremadura y a comarcas del sur de Salamanca. Tiene una continuidad dialectal con el asturleonés y el español meridional. A pesar de que no existe un consenso en torno a su definición como idioma, el Consejo de Europa lo admite dentro de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales.
Y una lengua minoritaria que destaca por extenderse más allá de territorios es el caló o zincaló, variante ibérica del romaní. Entre 65.000 y 170.000 personas hablan este idioma, procedente del pueblo gitano. Utilizada en diferentes puntos de España, en Cataluña y en Euskadi tiene dialectos diferenciales. De hecho, es conocido como erromintxela en las provincias vascas.