Hoy: 25 de noviembre de 2024
Investigadores del Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH), han descubierto cómo prevenir el dolor neuropático asociado a la quimioterapia en los tratamientos de cáncer de colon, el tumor más frecuentemente diagnosticado en España que incluye a hombres y mujeres.
El estudio, realizado en ratones y publicado en la revista científica Brain, ha corrido a cargo del Grupo de Transducción Sensorial y Nocicepción del Instituto de Neurociencias (CSIC-UMH), en Alicante, en colaboración con científicos de la compañía ESTEVE Pharmaceuticals.
“Los resultados de nuestro trabajo muestran que el tratamiento antes de la quimioterapia con un antagonista del receptor sigma 1, una proteína clave en el control del dolor, previene en gran medida el desarrollo de estos síntomas neuropáticos asociados a la administración de uno de los componentes de la quimioterapia: el oxaliplatino”, señala la investigadora Elvira de la Peña.
Algunos de los efectos secundarios asociados a la quimioterapia, que sufre un elevado porcentaje de pacientes oncológicos, son la hipersensibilidad al frío y al tacto en las extremidades y en la boca. Esto se conoce como neuropatía dolorosa por agentes quimioterapéuticos y condiciona la eficacia de dichos tratamientos, por lo que muchos pacientes se ven obligados a abandonar la quimioterapia, comprometiendo de esta manera su supervivencia.
El cáncer de colon constituye la segunda causa de muerte por cáncer y su tratamiento incluye el uso de oxaliplatino en combinación con otros fármacos antitumorales. El oxaliplatino puede provocar adormecimiento o cosquilleos en los dedos o dolor en manos y pies al tocar objetos metálicos, al salir a la calle cuando hace frío o incluso al ducharse o lavarse las manos, por lo que puede acarrear molestias incapacitantes para los pacientes.
Esta hipersensibilidad táctil y térmica causada por el oxaliplatino se ha visto que está relacionada con alteraciones en un sensor molecular conocido como canal iónico TRPA1. “Utilizando técnicas bioquímicas demostramos que el canal TRPA1 necesita interaccionar con el receptor sigma-1, formando un complejo molecular, para su correcta expresión en la superficie de las neuronas. Después, comprobamos que los ratones tratados con el antagonista de Sigma-1, una proteína clave en el control del dolor, durante la administración del oxaliplatino normalizaron su respuesta a los estímulos dolorosos”, añade De la Peña.
No obstante, tal y como detalla el investigador Félix Viana, “debemos ser cautelosos a la hora de trasladar estos hallazgos a la clínica. Hace falta un ensayo clínico en pacientes. Sin embargo, estos resultados son un paso importante en la comprensión de esta patología y ofrecen la esperanza de que en el futuro se puedan utilizar como una nueva terapia para el tratamiento y prevención de estos efectos secundarios tan incapacitantes de los tratamientos anticancerígenos”.
Aun así, los investigadores del IN (UMH-CSIC) en Alicante se marcan como objetivo determinar si lo que han descubierto para el oxaliplatino se puede aplicar a otros anticancerígenos utilizados en el tratamiento de distintos tumores, puesto que existen numerosos compuestos quimioterapéuticos que pueden dar lugar a síntomas de diversa índole.