Hoy: 23 de noviembre de 2024
El Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024 tiene por objeto contribuir a la mejora de la salud mental de la población mediante el desarrollo de acciones priorizadas de la Estrategia de Salud Mental 2022- 2026, de forma que permita afrontar los efectos en la salud mental de la crisis sanitaria y social generada por la pandemia de COVID-19.
Las acciones a desarrollar por el plan de acción se presentan a través de una serie de líneas estratégicas y han sido consensuadas con las comunidades autónomas y sometidas al CISNS para la aprobación de su financiación. Estos fondos se distribuirán a todas las comunidades autónomas (excepto el País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra) y el INGESA.
Además, en esta financiación se incluyen mecanismos y acciones para luchar contra la estigmatización de las personas con problemas de salud mental; prevención, detección precoz y atención a la conducta suicida; o el abordaje de problemas de salud mental en contextos de mayor vulnerabilidad, entre otras medidas.
En el año 2020, el Instituto Nacional de Estadística daba a conocer la cifra de que en nuestro país había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo. De todas ellas, 230.000 personas sufrían una depresión grave.
Ya en el mismo año del dato proporcionado, Nel González, presidente de la Confederación Salud Mental España, pidió “políticas y medidas que impliquen una mayor inversión en recursos materiales, tecnológicos y profesionales para asegurar el acceso a una atención en salud mental universal y pública. Si la pandemia ha demostrado algo, es que la salud mental es cosa de todos y todas y que puede afectar a cualquiera, por lo que aseveramos que es más urgente que nunca prestarle la atención que merece, si queremos lograr realmente una reconstrucción social y económica”.
Sin embargo, aunque la concienciación sobre la importancia de la salud mental ya está sobre la mesa, los datos aportados por el Ministerio de Sanidad muestran que solo hay 344 psicólogos en Atención Primaria. Lo que supone que hay seis psicólogos por 100.000 habitantes, una cifra que provoca largas colas de espera y que podría agravar ciertos diagnósticos de no ser tratados a tiempo.