Hoy: 27 de noviembre de 2024
Me correspondió el Cerro Muriano para cumplir con el servicio militar. Allí fui entrenado en lo que nunca había hecho: pegar tiros a las sombras, desfilar a temperaturas cordobesas, robar las gorras robadas, comer rancho y conocer a más de cien compañeros que venían de otros asombros, de diferentes soledades. Entre ellos, ocho soldados de mi compañía no habían aprendido a leer. El capitán me pidió que les enseñara:
-La del rabito es la a, la eme es un ciempiés que comienza; la hache, una silla donde el silencio se recuesta…A las doce comenzábamos la rutina del lápiz y la libreta. Yo llevaba la goma de borrar mis equivocaciones.
Creo no haber hecho otra cosa más importante en la vida que abrir las ventanas a la inteligencia de esos compañeros que, al reconocerme luego por las calles, abrazaron el tiempo que estuvimos juntos.Me dijeron que murió ciego aquel capitán que, en su momento, nos había ofrecido la voluntad de encontrar la luz: Dios dispuso que se complaciera mirándose por dentro.
Siempre produces un fogonazo de claridad y nostalgia. Breve y muy acertado. Debemos tener edades y alguna experiencia similar, por eso sigo y leo con mucho interés lo que escribes. Todo un modelo de fondo y forma.
Como siempre, abriendo las mentes dormidas.
No existe mayor satisfacción que hacer entender conceptos.
Por desgracia vemos en muchos alumnos la falta total de interes.
Es muy gratificante encontrarse con estos estupendos pensamientos escritos.
Démosle vida, es nuestro deber compartir nuestros conocimientos
cada uno dentro de sus posibilidades
Cada dia es de aprendizaje y de alguien como Vd las lecciones son
necesarias.
Siempre espero sus reflexiones.
Gracias.
Gracias