Hoy: 22 de noviembre de 2024
Diversos estudios han examinado los riesgos para la salud asociados con el insomnio, el sueño irregular y las horas de sueño no convencionales. Estos estudios han demostrado que estas condiciones pueden afectar negativamente a la presión arterial, el corazón, los riñones, y aumentar el riesgo de obesidad y diabetes.
Un reciente estudio de la Universidad de California en San Francisco (EEUU) ha identificado otra razón para priorizar una buena noche de sueño. Según la investigación realizada, dormir mal está vinculado con un aumento significativo en las probabilidades de experimentar fibrilación auricular (FA) al día siguiente. La FA implica latidos cardíacos irregulares que pueden resultar en coágulos sanguíneos, insuficiencia cardíaca, derrames cerebrales y otros problemas cardíacos.
Experimentar una mala noche de sueño incrementa en un 15% el riesgo de sufrir un episodio de FA, mientras que la falta de sueño constante se asocia con episodios más prolongados de esta arritmia. Los investigadores subrayan la importancia de abordar la enfermedad subyacente que puede desencadenar la FA, la arritmia más común, caracterizada por latidos cardíacos demasiado rápidos, lentos o irregulares.
El nuevo estudio resalta que mejorar la calidad general del sueño puede ser una estrategia efectiva. Gregory M. Marcus, cardiólogo y electrofisiólogo de UCSF Health, destaca que aunque tratar el insomnio puede ser desafiante, existen acciones bajo el control individual que pueden mejorar significativamente la calidad del sueño.
En cuanto a las recomendaciones, el estudio sugiere establecer una hora constante y razonable para acostarse, evitar el consumo de alcohol y cafeína antes de dormir, utilizar la cama exclusivamente para dormir o actividades íntimas, realizar ejercicio con regularidad, mantener la habitación fresca, evitar las siestas y despertarse a la misma hora diariamente.
UCSF Health, reconocida por su liderazgo en tratamientos cardiológicos, al igual que los trastornos del ritmo cardíaco, ha investigado exhaustivamente los riesgos asociados con la FA. Sin embargo, este estudio marca la primera vez que los investigadores identifican una conexión directa entre la falta de sueño y la FA. La investigación, que monitoreó a 419 pacientes en el ensayo I-STOP-AFIB, evaluó la calidad del sueño mediante categorías que iban desde ‘increíble’ hasta ‘horrible’ y utilizó electrocardiogramas móviles para medir los episodios de FA al día siguiente.