Hoy: 22 de noviembre de 2024
Un total de 735 millones de personas padecen hambre en el mundo este 2023, un dato que supone 122 millones más de personas que en 2019, según datos de la última edición del informe ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’ (SOFI), publicado este miércoles 12 de julio por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas.
En concreto, en el informe han participado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Ante estas cifras, las organizaciones han advertido que si las tendencias continúan como están, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de poner fin al hambre para 2030 “no se podrá alcanzar”.
En este sentido, los representantes de los cinco organismos de las Naciones Unidas han señalado que cumplir “la meta de los ODS de alcanzar el Hambre cero de aquí a 2030 supone un reto abrumador”. De hecho, han indicado que se prevé que casi 600 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030.
Asimismo, han destacado que los principales factores de inseguridad alimentaria y malnutrición son la “nueva normalidad”. “No tenemos otra opción más que redoblar nuestros esfuerzos para transformar los sistemas agroalimentarios y aprovecharlos para alcanzar las metas del ODS 2”, han añadido.
Según el informe, las cifras mundiales del hambre se han mantenido relativamente estables entre 2021 y 2022. Además, en 2022 se observaron progresos en la reducción del hambre en Asia y América Latina.
Sin embargo, el estudio muestra que en lugares del mundo como Asia occidental, el Caribe y todas las subregiones de África se enfrentan a crisis alimentarias cada vez más graves. Así, África sigue siendo la región más afectada, ya que una de cada cinco personas se enfrenta al hambre, más del doble de la media mundial.
“Hay rayos de esperanza, algunas regiones están en vías de cumplir ciertas metas nutricionales para 2030. No obstante, en general, necesitamos un intenso esfuerzo mundial inmediato para rescatar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debemos fomentar la resiliencia frente a las crisis y perturbaciones que causan inseguridad alimentaria, desde los conflictos hasta el clima”, ha señalado el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Según el informe, el aumento de la urbanización se analiza como una “megatendencia” que incide en los alimentos que consumen las personas y el modo en que lo hacen, ya que se prevé que en 2050 casi siete de cada diez personas vivirán en ciudades, por lo que los gobiernos y otros agentes que trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición “deben intentar comprender estas tendencias de la urbanización y tenerlas en cuenta al formular sus políticas”, según las organizaciones.
En este sentido, han explicado que el concepto de división entre el medio urbano y el medio rural “ya no es suficiente para comprender de qué manera la urbanización está configurando los sistemas agroalimentarios”. “Se necesita una perspectiva más compleja de todo el continuo rural-urbano que tenga en cuenta tanto el grado de conectividad que tienen las personas como los tipos de conexiones que existen entre las zonas urbanas y rurales”, han afirmado. Aun así, han indicado que por primera vez, esta evolución se documenta de forma sistemática en once países.
Por otro lado, el informe muestra que las compras de alimentos son “significativas” no solo entre los hogares rurales, sino también a lo largo del continuo rural-urbano, incluidos los que residen lejos de los centros urbanos. Asimismo, los datos indican que el consumo de alimentos altamente procesados también está aumentando en las zonas periurbanas y rurales de algunos países.
En este sentido, la inseguridad alimentaria afecta más a las personas que viven en las zonas rurales (33%) que a las que viven en zonas urbanas (26%). También la prevalencia del retraso del crecimiento en niños es mayor en las zonas rurales (35,8%) que en las zonas urbanas (22,4%). Asimismo, la emaciación es mayor en las zonas rurales (10,5%)que en las urbanas (7,7%), mientras que el sobrepeso es ligeramente superior en las zonas urbanas (5,4%) en comparación con las zonas rurales (3,5%).
Por ello, en el informe se recomienda que, para promover eficazmente la seguridad alimentaria y la nutrición, las intervenciones en materia de políticas, las medidas y las inversiones “deben guiarse por una mayor comprensión de la compleja y cambiante relación que existe entre todo el continuo rural-urbano y los sistemas agroalimentarios”.