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Un rey exagerado

Retrato de Felipe II IFuente: Picryl

En muchas de sus aristas, Felipe II fue un buen rey, aunque algo desmedido. Se casó tres veces, que ya es una exageración y , de los hijos que tuvo, únicamente las hembras destacaron. El infante Carlos, un despropósito genético; el sucesor, Felipe III, un indigno de cualquier corona, un incapaz para los gobiernos que había de heredar con tan escasa inteligencia.

Con 56 años la Sacra Cesárea Católica Real Majestad de Carlos V, viéndolas venir, después de muchos aciertos y otros tantos atropellos, abdicó en su hijo Felipe II con este escueto pronunciamiento:

-Temed a Dios, Felipe, vivid justamente y respetad las leyes.

Desde tan abultado peso sobre los hombros de su conciencia, el rey llegó a exclamar: “prefiero no tener reino a gobernar herejes”. Aunque despreciaba a los bastardos (y su padre le dejó unos cuantos), trató de ser justo con ellos y con la mayoría de sus súbditos. Y respetó las leyes que él mismo había promulgado, como nuestro Presidente de Gobierno… Y es que los absolutismos no hay quien acabe con ellos.

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